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¡A cantar, a reír, a soñar!

Lo que surgió en 2020 en medio de la pandemia como un espacio virtual de canciones para niños y niñas, y que es ya una plataforma creativa con diversos proyectos, merecedora recientemente del premio mundial Infancias 2024, apuesta mediante el arte por una búsqueda vital tan sencilla como sanadora: tener el corazón feliz, feliz, feliz...

Autor:

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

Fue suficiente el puntapié: «Viste, te lo dije que se iba a caer», gritó el niño desde su asiento, exaltado en medio del espectáculo infantil, con una carcajada de desahogo y los ojos que se le querían salir. Y la melodía sobrevino enseguida como para aliviar el susto. «Ahora vamos todos a cantar, vamos, repitan conmigo...», se escuchó decir a modo de invitación y bálsamo, como frase de quien arriba a isla nueva y sabe que hay tierra por conquistar.

Sí, porque en aquella mágica comunión entre los artistas y su especialísimo público se dejaba entrever la hermosura de ese fértil terreno que es la vida en sus primeros años, en los que el bienestar no se mide por horas ni kilómetros cuadrados de experiencia, sino por asombros, sonrisas, aspavientos, palmadas y tarareos... con la alegría como unidad de medida de un insuperable dominio de nuestra espiritualidad: el corazón.

Desde luego, no aludo al órgano del que se ocupan los cardiólogos. Hablo de ese otro ente indescifrable al que la gran cantautora cubana Teresita Fernández le puso apellido en una de sus piezas antológicas, y que ahora ha sido retomado como esencia, inspiración y nombre de uno de los proyectos creativos más emancipadores y útiles concebidos para nuestros infantes en los últimos años, con una concreción que bien merece el homenaje.

Para reverenciar entonces a este otro singular Corazón, que ha sido irrigado desde sus venas y arterias primigenias por la destacada cantautora, promotora cultural y activista de los derechos de los infantes y la no violencia contra mujeres y niñas Rochy Ameneiro (RA), y el dúo que integran el diseñador escénico Zenén Calero y el actor, titiritero y director artístico Rubén Darío Salazar (RDS), hay que cumplir el mandato melodioso de Teresita como condición hasta para escribir, comprendiendo el principio de cabecera y la lógica que lo moviliza todo en esa amalgama de propuestas que han llegado a constituir los encuentros internacionales de artes para las infancias. Y es que en nombre de nuestros niños, la apuesta siempre ha de ser tan  sencilla como sanadora: tener el corazón feliz, feliz, feliz, feliz...

Bastaron apenas unos cordiales mensajes por WhatsApp con Rochy, hace ya algunas semanas, cuando todavía el cansancio del 5to. Encuentro pesaba sobre sus organizadores, para abrazar la idea de un trabajo periodístico que fuera más allá de la somera reseña del evento y nos develara los atributos de una plataforma cultural que ha ido ensanchando sus horizontes, y que ya incluye un programa de televisión, el esperado encuentro de cada año, una Red en internet y las actividades ahora de la Casa Corazón Feliz, sede del proyecto, ubicada en La Habana Vieja. Justamente, como reconocimiento a la amplia y valiosa labor que realiza, la plataforma resultó merecedora recientemente del premio mundial Infancias 2024, entregado como parte del 3er. Congreso Internacional Ciencia y Educación. 

Como quien no quiere que nadie de los imprescindibles quede fuera, Rochy fue enfática y clara: «Tienes que entrevistar también a Rubén Darío. Él no puede faltar. Y preferiría además que no pongas fotos de nosotros, sino de las presentaciones en esta última edición». Sorteando entonces las distancias geográficas, gracias a las cercanías afectuosas y comunicativas que ahora propician las redes sociales, envié casi al unísono por WhatsApp un cuestionario en cuyas respuestas hay tanto de coincidencia y cofradía como de buena vibra. Se trata de un intercambio online a tres voces en el que pareciera que estamos juntos compartiendo el mismo espacio físico, la misma sala, los mismos latidos.           

—Primeramente vayamos a los orígenes: ¿cómo surge la idea de Corazón Feliz?

RA: En mi familia siempre tuvimos el sueño de hacer un festival de canciones para niños y niñas, pero eso no llegó a cumplirse hasta que conocimos a Zenén Calero y Rubén Darío Salazar, ambos premios nacionales de Teatro 2020. Ellos son como dos magos hacedores para nuestras infancias. Recuerdo que el nombre lo propuso Rubén, y nos dimos cuenta de que no sería solo de canciones. Nuestra propuesta podía llegar a todas las artes.

RDS: Todo nació de la conjunción de ideas entre amigos. El contexto inicial del evento, que se pensó primero como un encuentro de la canción para niños y niñas, en mayo de 2020, estuvo marcado por la pandemia de la COVID-19. Por eso las dos primeras ediciones fueron virtuales, desde el canal Cubavisión, que desde entonces nos ha brindado todo su apoyo. A partir de la cuarta edición la denominación cambió a Encuentro Internacional de Artes para las Infancias.

—Ahora bien, ¿qué se entiende como arte para las infancias? ¿Es un concepto creado como parte de esta iniciativa o se sustenta en otros referentes?

RA: Para los niños y las niñas las diferentes expresiones artísticas son los lenguajes que forman parte de su desarrollo integral y les ayudan en su creatividad y sentido estético. Eso también es para ellos y ellas una manera de apropiarse de la cultura y de construir su identidad. De ahí que sea tan importante que las personas que trabajan para las infancias cuiden cada propuesta y respeten las edades. Nuestro proyecto pretende ser un espacio por la cultura de paz pensado para la niñez.

RDS: Uno de los sostenes de la plataforma Corazón Feliz, que va más allá de la música para la niñez, es Teatro de Las Estaciones, mi agrupación, donde hacemos teatro de títeres, que lleva a hacer un teatro completo: animar figuras, actuar, cantar, bailar. Nosotros dialogamos con la literatura, las artes plásticas y la música, además de llegar a tener vínculos con otras disciplinas artísticas como el cine, la televisión y el circo. La propia Rochy tiene un espectro de amistades y familiares que va desde profesionales de la historia, la sicología hasta la pedagogía y la investigación científica. Nos percatamos de que podíamos hacer mucho más allá de lo que habíamos concebido en un inicio. 

«Arte para las infancias es un concepto amplio, una sombrilla variada y multicolor que
nos permite unir voluntades y sueños de gente que ama y respeta a los niños y las niñas. Claro que tenemos otros referentes, pues no vivimos de espaldas a lo que pasa en el mundo respecto a estos temas. Pero sobre todo reconocemos el arte como un medio esencial en el desarrollo de las infancias».

—¿Se puede hablar entre las manifestaciones de algunas con más preponderancia que otras para el interés del público infantil? ¿Todas están en igualdad de condiciones?

RA: Aunque en nuestro Corazón Feliz hay mayor presencia de la música y el teatro, porque a eso nos dedicamos, en cada nueva edición tratamos de incorporar nuevas expresiones del arte, pues todas son importantes. El año pasado, por ejemplo, incluimos el arte de la lectura y la narración oral, y en este 2024 tuvimos nuestra primera presentación de arte culinario.

De alegrías y cariños están repletas todas las presentaciones, en las que los artistas se integran y complacen al público infantil. Foto: Iván Soca

RDS: Yo creo que en nuestra plataforma hay una preponderancia de la música y el teatro, pero ese predominio no se cierra al diálogo enriquecedor con las artes plásticas, la danza, el universo audiovisual y, por supuesto, la literatura. Es que no concebimos la creación por compartimentos, sino como un todo estimulador del pensamiento, el espíritu, y la salud física y mental de nuestros infantes.

—Estamos en presencia de una iniciativa cultural que ha ido ensanchándose, ¿cómo ha sido posible ese crecimiento?

RA: Cada año nos proponemos nuevas metas. A veces no logramos todo lo soñado; sin embargo, no nos damos por vencidos. Seguimos intentándolo y sin terminar una edición ya estamos generando opiniones nuevas para la próxima.

RDS: Qué sería del ser humano si no aprendiera cada día que todo cambia y se transforma, que nada permanece igual. Lo más constante es nuestro deseo de hacer las cosas mejor. Crecer significa mirar hacia múltiples horizontes estéticos, creativos y formativos. Los niños y las niñas están en medio de muchos cambios. Pero no por eso el arte hecho para ellos ha de volverse oscuro y pesimista, sino todo lo contrario: debe ser luminoso y esperanzador.
El futuro se construye ahora, eso lo tenemos clarísimo; por tanto, se impone poner los pies en la tierra y los pensamientos en el cielo.

—¿Cuál ha sido el mayor desafío de organizar un encuentro internacional de esta naturaleza?

RA: La producción, pues tenemos muchas dificultades, sobre todo materiales, y todo cuesta mucho esfuerzo. Permanentemente hay que saltar trabas e incomprensiones. Pero afortunadamente también tenemos personas que se alistan, no duermen, inventan y nos apoyan. 

RDS: Si muchas veces no alcanzamos a controlar lo que sucede en nuestros propios predios, entiéndase la casa y el núcleo familiar, imagínese entonces cómo será todo al organizar, en tiempos tan duros como estos, en los que la inflación y la burocracia se dan las manos, un evento que incluye diversas disciplinas, distintos espacios de acción, personalidades y agrupaciones de aquí y de otros países, que precisan de una logística difícil de garantizar en las circunstancias complejísimas que vivimos hoy. El desafío de hacer un evento como Corazón Feliz es mayúsculo, como mayúsculas también son nuestras ganas de ayudar al desarrollo de nuestras infancias, con un arte hecho pensando en ellos y desde ellos. Estamos inmersos en un reto constante, pero lo asumimos. Los que hacen siempre encuentran, y los que no hacen no encuentran nada.

—¿Dónde ha estado la mayor satisfacción?

RA: Para mí no hay regalo ni alegría mayor que el hecho de que las salas de los teatros y todos los espacios que proponemos se llenen de niños y niñas junto a sus familias.

RDS: Nos hacen sentir felices las instituciones y personas que se vinculan y defienden nuestra propuesta creativa, como ocurrió este año con los equipos de trabajo del teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, el Teatro Martí, Producciones La Rueda, los proyectos comunitarios HabanaSueños y Abrakadabra, el grupo Espirales, el Museo Casa Natal José Martí o el Instituto Cubano de la Música. Y sé que en esa mención me faltan muchos nombres, de gente y
organizaciones que nos han ayudado a conseguir lo que queremos para que luego venga la satisfacción.

—¿Qué falta hoy en el trabajo artístico con los públicos infantiles?

RA: Quizá nos falta actualizarnos en lenguajes de estos tiempos, conocer el trabajo de otros proyectos afines y compartir buenas prácticas.

RDS: En el trabajo artístico con los públicos infantiles hemos alcanzado muchas cosas, hemos perdido otras y otras cuestiones debemos cambiarlas o mejorarlas. Para eso hay que pensar en lo que necesitan los infantes, que están en plena formación. Ellos son como una planta que hay que regar y abonar con los mejores productos, sin hacerla crecer con productos químicos, tóxicos, que lo que harían es deformarle el gusto.

—¿Se puede decir, en esta era de los celulares y las conexiones instantáneas, que los niños de hoy son diferentes a los de 50 años atrás?

RA: Pienso que sí, estamos ante generaciones que han evolucionado en muchos sentidos, han nacido en otro contexto, tienen nuevos desafíos y nuevas maneras de aprendizaje.

RDS: Es así. No reconocerlo sería tener totalmente una postura ingenua. El tiempo no pasa por gusto, y en ese lapso ocurre de todo a nivel social.

—¿Pero han cambiado los niños o las maneras de concebir el consumo y la creación para ellos?

RA: Ambas cuestiones. Niños y niñas de hoy nacen con otras condiciones de alimentación, de clima, de entorno social y, además, reciben información de muchas maneras que antes no existían.

RDS: Todo es diferente y mañana lo será también. Los que trabajamos para las infancias no podemos dormirnos en fórmulas y metodologías que ya caducaron o son inútiles porque hay algo que se llama evolución —aunque a veces tenga mucho de involución—, que va transformando las maneras de dialogar, funcionar y comportarnos. Lo único que se mantiene son las fragilidades propias del ser humano y nuestro compromiso de ser cada vez mejores profesionales para ellos y para nosotros mismos.

—¿Considera que la fascinación tecnológica de los últimos tiempos ha impactado en la disposición y sensibilidad de los creadores de obras infantiles?

RA: Por supuesto, es inevitable la conexión actual entre la niñez y las tecnologías, por eso debemos aprender a hacerles propuestas en las que no pierdan su inocencia, en las que aprendan valores, y les acompañemos en cada momento entre aprendizajes y juegos.

RDS: La tecnología y sus avances han impactado en los creadores y en el público. Se trata de algo inevitable. Lo que hay que cuidar, vigilar, estudiar y tener presente es que los creadores no pierdan el norte ante esa fascinación, supeditando las esencias de lo humano por inteligencias artificiales que han elaborado los propios humanos. El amor, la magia, la lealtad, la amistad y las utopías pueden convivir con un mundo tecnológico sin perder su encanto. De eso estoy seguro.

—¿Cuál es la receta entonces para, desde el arte, hacer que nuestros niños tengan siempre el corazón feliz?

RA: No existe receta. Es cuestión de intentarlo una y otra vez, hay que estar dispuesto a crecer en cada entrega.

RDS: No hay fórmulas prescritas. Siempre hay que hacerlo todo de nuevo, con las mismas ganas crecidas, con la misma fe recompuesta, con el mismo compromiso enriquecido con las infancias.

«Si hubiera algún procedimiento o técnica para dar felicidad todo sería más fácil, podríamos comprarlo en la farmacia o en una tienda. Hacer que los niños tengan el corazón feliz empieza por nosotros mismos, al conseguir ser felices con lo que aporta felicidad a los demás».

Con un collage gigante

Una verdadera fiesta a favor del disfrute de los más pequeños de casa constituyó el 5to. Encuentro Internacional de Artes para las Infancias Corazón Feliz, que tuvo lugar del 28 de mayo al 2 de junio pasados en La Habana, dedicado a la protección del medio ambiente, el teatro de títeres y la creación musical infantil del cantautor Silvio Rodríguez.

Con la inclusión como premisa, en esta cita hubo una puesta en escena para niños y niñas de escuelas especiales del municipio de La Habana Vieja, de casas para niños sin amparo filial, y para algunos infantes que padecen las conocidas como enfermedades raras.

La ilustradora argentina Estrellita Caracol acaparó aplausos y cariños como coordinadora de una iniciativa que distinguió esta edición: el collage gigante que se develó el propio día 1ro. de junio, compuesto por más 2 500 figuras humanas realizadas en su mayoría por niños y niñas.

Las obras La casa del abuelo, de Teatro La Rous, y La mona Simona, de la compañía La sonrisa del lagarto, ambos
grupos de España, estuvieron entre los conjuntos teatrales invitados este año, junto a las reconocidas agrupaciones cubanas Teatro La Proa, Titirivida, Teatro Tuyo y Teatro de Las Estaciones; esta última festejó en el  encuentro sus tres décadas.

Como novedad de esta edición estuvo también la  apertura al público, en La Habana Vieja, de la Casa Corazón Feliz, y de modo especial de su Sala Teresita Fernández, donde tuvo lugar el evento teórico Pensar la infancia con el corazón, entre reflexiones e intercambio de experiencias en defensa del espacio cultural que los niños y niñas merecen.

Rodrigo García Ameneiro, director musical de Corazón Feliz, y quien ha estado vinculado con el proyecto desde sus inicios, se refiere satisfecho al desafiante concierto inaugural de este 5to. Encuentro, ceremonia que él tuvo a su cargo y que recordará  de modo entrañable por el privilegio de coordinar íntegramente el agasajo a Silvio, en una presentación en la que se interpretaron obras del gran cantautor dedicadas a las infancias.

«Se logró un clima de mucha empatía y familiaridad entre todos los artistas involucrados, con muy buena energía.  Ahí estuvo la clave de todo el éxito, que no podía ser menos para un homenajeado como este», resaltó Rodrigo también vía WhatsApp a JR.

Rita del Prado, Enid Rosales, la Tía Rosa, Edelis Loyola, La Colmenita, Abrakadabra, HabanaSueños y Gaby y Sofi estuvieron entre las muchas propuestas de este 5to. Encuentro.

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