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El «Cachorro» Benjamín Menéndez

El Tribunal Oral Federal de la provincia argentina de La Rioja dio inicio, al juicio contra el ex general Luciano «Cachorro» Benjamín Menéndez y el ex vicecomodoro Luis Fernando Estrella por el asesinato en 1976 del obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli

Autor:

Juana Carrasco Martín

Coinciden informaciones: el Gobierno de Argentina anunció el hallazgo de nuevos documentos del último régimen dictatorial (1976-1983), en seis carpetas que contienen las actas secretas completas de la junta militar y las «listas negras» de quienes debían ser eliminados; y el Tribunal Oral Federal de la provincia argentina de La Rioja dio inicio, también este lunes, al juicio contra el ex general Luciano «Cachorro» Benjamín Menéndez y el ex vicecomodoro Luis Fernando Estrella, por el asesinato en 1976 del obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli.

Los otros acusados en la causa por «homicidio agravado, en concurso de dos o más personas y asociación ilícita» ya fallecieron: el ex dictador Jorge Rafael Videla; el ex ministro del Interior Albano Harguindeguy; y el ex titular de Inteligencia de la policía riojana, Juan Carlos Romero, «el Brujas».

Por eso, traemos la ficha del «Cachorro», de quien también se solicita condena por delitos de odio racial y religioso cometidos con alevosía. El obispo Angelelli murió el 4 de agosto de 1976, en un «accidente provocado» por otro vehículo que hizo volcar la camioneta que conducía el religioso, quien investigaba los secuestros, torturas y fusilamientos en ese mismo año de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, en la localidad de Chamical. Angelelli llevaba consigo documentos sobre esos crímenes, que aparecieron en las oficinas del entonces ministro del Interior, Harguindeguy.

Menéndez comandó, de 1975 a 1979, el Tercer Cuerpo de Ejército con mando sobre las provincias de Córdoba, Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero, y Tucumán, y fue uno de los más prominentes militares en la guerra sucia, que incluyó supervisar las operaciones de la 5ta. Brigada de Infantería de Montaña durante el llamado Operativo Independencia contra el Ejército Revolucionario del Pueblo, las guerrillas de la provincia de Tucumán.

En la represión comandada por Menéndez, se pusieron en práctica arrestos masivos de cientos de sindicalistas, estudiantes, maestros, periodistas y cualquiera que consideraran sospechosos de colaborar con la guerrilla, y la gran mayoría fueron torturados, ejecutados y enterrados en tumbas sin identificación. «Tenemos que actuar drásticamente» (…) «Estamos en guerra, y la guerra obedece a otras leyes», dijo para justificar esos asesinatos.

Su agresividad cruzaba fronteras y es bien conocida su frase belicista contra Chile: «Si nos dejan atacar a los chilotes, los corremos hasta la isla de Pascua, el brindis de fin de año lo hacemos en el Palacio La Moneda y después iremos a mear el champagne en el Pacífico».

Tras la dictadura, y bajo la llamada Ley de Obediencia Debida, el general Menéndez fue acusado por cerca de 800 crímenes, y en 1988 juzgado por 47 homicidios, 76 torturas (cuatro de ellas terminaron en muerte) y cuatro secuestros de menores. Sin embargo lo salvó la Ley de Punto Final dictada por la Corte Suprema, que dejó prácticamente impunes las más de 30 000 muertes y desapariciones que cometieron los militares argentinos durante sus años de poder. Y en 1990, le llegó el oprobioso perdón otorgado por el entonces presidente Carlos Menem, quien dijo que así «comenzaban a reconstruir el país en paz, en libertad y en justicia».

Una y otra vez, «Cachorro» Menéndez burló a la justicia, y por ello continuaron los intentos de llevarlo a juicio. El 24 de julio de 2008 fue encontrado culpable del asesinato de cuatro militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores y condenado de por vida, y en 2008 de la desaparición y asesinato del político Guillermo Vargas Aignasse; además se le considera responsable del campo La Perla, en Córdoba, donde 2 200 personas fueron asesinadas. También el 28 de agosto de 2008 fue sentenciado a cadena perpetua por la Corte Provincial de Apelaciones de Tucumán bajo los cargos de crímenes contra la humanidad.

Hasta el momento, acumula siete condenas a prisión perpetua por los crímenes que cometiera durante el régimen de facto; pero esas sanciones, el represor que ahora tiene 86 años, las purga en su domicilio…

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