Saul Landau y Gerardo Hernández. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:12 pm
Saul Landau, el amigo de Cuba, el defensor de conciencia y corazón de los Cinco, se ha ido; y deja un vacío en la lucha que solo puede ser llenado por muchos con la voluntad y la decisión de seguir su ejemplo valeroso en la búsqueda de la justicia.
En el combate permanente por la verdad de los pueblos, lo hizo desde su prestigio académico como Profesor Emérito de la Universidad Politécnica del Estado de California en Pomona, donde enseñó Historia y Medios digitales; está ese actuar en sus bien conocidas y celebradas conferencias en altos centros de estudio de todo el mundo; lo encontramos en cada una de las obras de su prolífica trayectoria autoral —14 libros—; se lee también en sus innumerables comentarios y artículos periodísticos, y se palpa en sus premiados filmes entre los más de 50 documentales donde están presentes las historias no contadas por los grandes medios.
Apenas algunos títulos de la cinematografía dirigida por el norteamericano bueno y honesto, indican cuánto homenaje y reconocimiento permanente se merece: Paul Jacobs and the Nuclear Gang (1980) galardonado con el Emmy, y el Premio Edgar Allan Poe 1981 por Assassination on Embassy Row, sobre el asesinato de Orlando Letelier y Ronnie Karpen-Moffitt.
El tercer filme de Landau inició una línea de trabajo que lo convirtió en un cronista de la Revolución Cubana, se tituló Fidel (1968), luego trajo Castro, Cuba and the US (1974), y Bill Moyer’s CBS report on CIA and Cuba (1977). Con su última historia fílmica mostró una vez más ese compromiso con la justicia: Will the Real Terrorist Please Stand Up (2012) —Que se ponga de pie el verdadero terrorista—, revelación y denuncia del apoyo de las administraciones de Estados Unidos a la contrarrevolución terrorista anticubana.
Cuando fue entrevistado por Democracy Now para debatir la historia de Gerardo, René, Ramón, Antonio y Fernando y su derecho a monitorear las agrupaciones de esa mafia miamense para evitar sabotajes y atentados, Landau denunció que los organizadores de la voladura del avión en Barbados y de las bombas en hoteles de La Habana podían caminar libremente por las calles de Estados Unidos.
«¿Qué nos hizo Cuba?», se preguntó Saul en ese encuentro con la publicación radial y digital progresista, y se respondió: «Bueno, la respuesta, yo pienso, que ellos (los cubanos) fueron desobedientes en nuestro hemisferio. (...) Y Estados Unidos nunca lo perdonarán».
El activista por los derechos humanos se convirtió en uno de los estadounidenses que llevó la solidaridad en visitas personales, especialmente a Gerardo, atravesando el desierto californiano junto al actor Danny Glover para llevarle la necesaria porción de calor humano.
Cuba, agradecida del hombre digno, lo distinguió con la Medalla de la Solidaridad, hoy lo recuerda para siempre. Saul Landau murió el lunes 9 de septiembre, en su casa de California, tras 77 años de fructífero paso por la Tierra. Solo perdió la batalla frente al cáncer.