Una ola de explosiones al amanecer del jueves causó la muerte a 23 iraquíes, perturbando varias semanas de calma y trayendo consigo la realidad de que en el país continúa en caos.
Las autoridades dijeron que en total los extremistas perpetraron 10 ataques en Bagdad y en tres ciudades del norte iraquí, Kirkuk, Dibis y Taji. Además, se dispararon morteros en las ciudades norteñas de Beiji y Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein, aunque no se reportaron heridos.
Por lo menos 79 personas resultaron heridas en una rápida serie de explosiones que ocurrieron en un lapso de una hora y 15 minutos. Ningún grupo se atribuyó la responsabilidad de los ataques. El portavoz del comando militar de Bagdad, el coronel Dhia al-Wakeel se lo imputó a Al Qaeda.
“Desean enviar un mensaje de que pueden atentar contra la estabilidad que se ha logrado recientemente”, indicó al-Wakeel. “Esto no desalentará a nuestras fuerzas de seguridad”.
Una de las explosiones que causó más víctimas ocurrió en Dibis, una localidad cercana a la ciudad de Kirkuk, situada a 290 kilómetros (180 millas) al norte de Bagdad.
El general de la policía, Sarhad Qadir, dijo que la explosión de automóvil estacionado en una aldea suní mató a seis transeúntes e hirió a cuatro.
En Bagdad, la policía dijo que las bombas estallaron en caminos y hubo coches bomba cerca de patrullas de seguridad y contra la comitiva del ministro de salud, Majeed Hamad Amin, cuando pasaba camino a trabajar.
Los transeúntes fueron los más afectados en los ataques que dejaron ocho muertos mayormente en vecindarios chiíes de la capital iraquí.
Amin, un iraquí curdo, no salió herido en el ataque a su convoy en el oeste de la capital, pero dos transeúntes murieron y otras seis personas resultaron heridas.
Funcionarios de la policía y del hospital confirmaron las bajas en Bagdad, pero hablaron bajo condición de guardar el anonimato debido a que no están autorizados a revelar información.
En la ciudad de Samarra, la policía dijo que un atacante suicida detonó el auto en el que viajaba contra un retén operado por los consejos locales -la milicia de seguridad suní que fue creada para apoyar a las fuerzas estadounidenses en la supuesta lucha contra Al Qaeda.
Cinco milicianos fueron muertos y ocho heridos en el ataque suicida, dijeron funcionarios de la policía y de salud. La violencia en Samarra, una ciudad en su mayoría suní localizada 95 kilómetros (60 millas) al norte de Bagdad, es particularmente peligrosa porque es donde se encuentra un santuario chií bombardeado en 2006 en un ataque que desató una ola de enfrentamientos sectarios en torno a Irak, causando miles de muertos y elevando la preocupación de que Irak se dirija a una guerra civil.