Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Rosas blancas para Martí a la Puerta de Caracas

Venezolanos y cubanos honran al Maestro rememorando el 130 aniversario de la llegada del prócer de la independencia a la tierra de Bolívar

Autor:

Juana Carrasco Martín

CARACAS.— Sencillo y de corazón, como corresponde al hombre que habrían de rendir homenaje, fue el respeto al Apóstol José Martí que, expresado en la siembra de un rosal blanco y una ofrenda de esa flor alba, llevaron un grupo de cubanos de la Misión Cultura Corazón Adentro encabezados por el embajador Rogelio Polanco, y venezolanos seguidores del pensamiento bolivariano y antiimperialista del Maestro, liderados por la ministra de la Mujer, Nancy Pérez Sierra.

Un ascenso hasta el monumento que une en una sola pieza a Bolívar y a Martí en el Camino de los Españoles, a la Puerta de Caracas, hermanó nuevamente a ambos pueblos.

El encuentro con la historia tenía a Caracas a los pies, vibrante hoy en la lucha revolucionaria, tal y como la contempló el viajero hace 130 años, desde este lugar del camino, junto al cují que le dio sombra y breve descanso antes de iniciar el descenso de la montaña, para una estadía de apenas seis meses fecundos, lapso en el cual fue maestro de escuela, escribió trascendentales artículos periodísticos y ensayos, fundó la Revista Venezolana, fomentó amistades revolucionarias, y forjó más aún carácter, pensamiento y convicciones latinoamericanistas.

Más que ceremonia, fue una conversación desde la historia con el presente, siguiendo el mandato martiano encerrado en una frase simple y profunda: La mejor manera de decir, es hacer.  Lo señaló la Ministra cuando aseguró que Bolívar y Martí regresaban en el pensamiento y la acción de hombres y mujeres que hoy están dando la batalla conjunta de cubanos y venezolanos, haciendo, compartiendo sueños y aportando vida.

Martí creyó en la unidad de los pueblos, por eso estamos integrados y sumados, frente a un enemigo común, el imperialismo, que lo vio Bolívar —no con ese nombre, por supuesto—, y lo vio Martí; razón por la que sabemos de dónde venimos y hacia dónde vamos, subrayó.

El homenaje de la dirigente femenina se extendió de Martí al pueblo cubano todo que —dijo— es inspiración para los revolucionarios venezolanos, y a Fidel quien, vencedor hasta de la muerte, se irguió como un coloso y nos sigue indicando el camino bolivariano y martiano, concluyó la ministra Nancy Pérez Sierra.

Sus palabras fueron respondidas por el embajador Rogelio Polanco Fuentes, quien resaltó a la hermosa y heroica Caracas que vio Martí y que sigue siendo hoy, por eso «Martí entró a este pueblo y no se ha ido jamás», porque es mucho lo que Cuba y los cubanos tienen que agradecerle a Bolívar, a Caracas y a Venezuela.

Cuán contento debe estar Martí cuando tenemos la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América y la Revolución Bolivariana, de ver a nuestros pueblos hermanados y a miles de cubanos dando su aporte y solidaridad a Venezuela, subrayó el diplomático cubano, quien aseveró: sembrar estas rosas blancas es sembrar la Revolución latinoamericana con justicia y bienestar para nuestros pueblos.

Los Versos sencillos de José Martí recogidos en la melodiosa Guantanamera —que cantaron los muchachos y muchachas de la cultura, los cubanos residentes en Venezuela, los venezolanos de la Asociación de Amistad y Solidaridad Mutua, los que trabajan en la Casa de Nuestra América José Martí y en el Ministerio de la Mujer—, fueron colofón del encuentro en una de las cimas de la cadena montañosa del Warairarepano, durante una mañana clara y luminosa de recuento y compromiso.

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