COPIAPÓ, martes 12.— Con aplausos, abrazos, estrechones de mano y una bandera nacional extendida, los 33 mineros atrapados hace 69 días a más de 600 metros de profundidad recibieron al rescatista Manuel González, como lo mostraron las cámaras de televisión instaladas para seguir punto a punto cada paso del operativo.
Si bien había emoción, el ambiente en el fondo era de tranquilidad, y los mineros atendieron con atención las instrucciones del rescatista. De pie, contentos pero serenos, se observó a los mineros atrapados mientras conversaban con el miembro del equipo de salvamento.
A las 23 y 18 horas de Chile, luego de dos pruebas al vacío, González, de la empresa CODELCO, fue el primer hombre en descender a bordo de la cápsula enrejada Fénix Dos, que elaboraron las Fuerzas Armadas de Chile y la NASA de Estados Unidos. La bajada se realizó a una velocidad de poco menos de un metro por minuto para que el experto cumpliera la misión de valorar la situación abajo y corroborar o cambiar el orden prestablecido de ascenso de los mineros: primero, los más hábiles, después los mas enfermos, y al final los más fuertes y con mejor salud.
Se calculaba que cada ascenso a través del ducto, fabricado a lo largo de 620 metros de profundidad hasta donde estaban los mineros duraría 15 minutos, por lo cual la expectativa era que todo el proceso de rescate durara un día y medio.
Mientras, arriba, los congregados contemplaban también las imágenes y estallaban en júbilo, y esperaban el ascenso del primer minero que podrá ver la luz del sol, aunque ahora lo esperen las luces que iluminan las inmediaciones de la mina de San José, y para protegerlos de las cuales se dotaría a los mineros de espejuelos oscuros.