TEGUCIGALPA, diciembre, 22.- El presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, afirmó que en su país murió la democracia y se instaló una dictadura militar con el golpe de Estado del pasado 28 de junio.
El mandatario señaló en un comunicado distribuido en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permanece refugiado hace tres meses, que en esta nación centroamericana murió la democracia, cuando una pequeña élite económica asumió por la fuerza de las armas el poder político para sostener sus ventajas.
De igual modo, consideró que nadie puede detener las reformas políticas y sociales impulsadas por su gobierno, al tiempo que reiteró su negativa a renunciar a la primera magistratura, cargo para el cual fue elegido por el pueblo.
De acuerdo con Zelaya, es una necesidad imperiosa e impostergable continuar con el proceso histórico de organización del pueblo y los procesos de reformas económicos, sociales y políticos, como condición indispensable para alcanzar el desarrollo del país.
El progreso de esas reformas continúa en suspenso pese a las campañas en favor del empresario Porfirio Lobo, cuya cuestionada elección como presidente de Honduras no ha devuelto la democracia, la confianza, ni la estabilidad al país.
Aunque algunos gobiernos consideraron que su elección culminaría con la crisis generada aquí desde la asonada, la mayoría de los países de América Latina desconocen las votaciones, por haberse desarrollado bajo un régimen de facto.
La víspera, el Tribunal Supremo Electoral reconoció a Lobo como presidente electo, en unos comicios que registraron índices de abstencionismo superiores al 60 por ciento.