Una hija del ex presidente norteamericano James Carter violó la ley al ocupar una instalación universitaria, en protesta por la ilegal agresión contra Nicaragua en los años 80. Sin embargo, ¡salió absuelta! La intención de impedir, con su gesto, la inútil muerte de miles de personas, pesó más que su infracción, por lo que el tribunal la declaró inocente.
Tan elemental regla no funciona así con Cuba. A cinco de sus hijos, el gobierno de EE.UU. no les reconoce que, bajo el estado de necesidad, hayan debido infiltrarse entre los grupos terroristas del sur de la Florida para evitar acciones hostiles contra el pueblo cubano.
¿Habrá que esperar a que, alguna vez, Washington rectifique de buen grado la torpe injusticia que ha cometido con Gerardo, René, Ramón, Fernando y Antonio? El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, en entrevista transmitida este martes en el espacio de la Mesa Redonda Informativa, opina que no.
Insistir en la lucha por el conocimiento de este caso: esa es la clave, la que nos están marcando los Cinco, apuntó Alarcón, para quien la posibilidad de anticipar el día de la libertad de nuestros compatriotas está en la capacidad de movilizar, de generar fuerzas.
Lo que hace falta, añadió, es que el pueblo norteamericano se organice en las calles, en los sindicatos, en las fábricas, para exigir el fin de esa tropelía. Y el primer paso es que se le permita a ese pueblo conocer la verdad.
Todas las pruebas de la inocencia, que derriban acusaciones como el espionaje contra EE.UU., y otras tan burdas como el cuádruple asesinato en primer grado —concebida especialmente para satisfacer a los llorosos que intentaron secuestrar de por vida al niño Elián González—; todas esas evidencias, están a disposición de la prensa estadounidense, bien informada de los detalles de la injusticia.
Sin embargo, quienes debían haberlos publicado los ocultaron deliberadamente, como ocultaron las mentiras de Bush para invadir a Iraq. Del mismo modo son incapaces para cuestionarse siquiera qué ha sido de la vida de un criminal como Posada Carriles, indultado por obra y gracia de los adalides del antiterrorismo mundial. Silencio, un silencio sepulcral.
En la historia de EE.UU., agregó el presidente del Parlamento cubano, ningún caso político se ha resuelto solo en los tribunales. Si se ha hecho justicia, ello ha tenido que ver con la lucha popular, como cuando John Lennon asumió la defensa de un activista negro al que un tribunal había rechazado devolverle la libertad.
Decenas de miles de personas convocadas por el artista obtuvieron lo que las rejas y el ofuscamiento no bastaron para negar. Por eso, la movilización es el punto clave de este caso. Incluso, dijo Alarcón, el gobierno de EE.UU. coincide con nosotros, por eso, apuesta al silencio y la desinformación.
La próxima celebración de una Jornada Internacional por la Liberación de los Cinco, entre el 12 de septiembre y el ocho de octubre, será una excelente oportunidad para tocar a la puerta de las conciencias en EE.UU. Poco a poco, estas habrán de responder al llamado.