Greenpeace sacó su globo contra los «globos» de la cumbre del G-8. Foto: AP HEILIGENDAMM, Alemania.— Los líderes del grupo de los ocho países más industrializados (G-8) concluyeron el viernes una cumbre en la que pactaron algunos acuerdos, realizaron promesas similares a las de otras ocasiones, y buscaron calmar los ánimos en temas como el cambio climático, la «ayuda» a África y el plan estadounidense de emplazar un escudo antimisiles en Europa, que tanto preocupaba a Rusia.
Según AP, se alcanzó un compromiso de los líderes de Rusia, EE.UU., Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Canadá para reducir «sustancialmente» las emisiones de gases de efecto invernadero y analizar «seriamente» la propuesta de la Unión Europea, Canadá y Japón de recortarlas en un 50 por ciento hacia el 2050, bajo el paraguas de las Naciones Unidas, que permita negociar un nuevo plan para cuando en el 2012 expire el Protocolo de Kyoto.
Asimismo, el presidente ruso Vladimir Putin, para alejar la amenaza que representaría para Rusia la instalación de un sistema antimisilístico de EE.UU. en Polonia y la República Checa, informó que los cohetes rusos no apuntarían hacia Europa si Washington accedía a colocar su «escudo contra misiles» en Azerbaiyán.
Este viernes, Putin profundizó aún más y dijo que los estadounidenses podrían instalarlo en países como Turquía o Iraq. Esa propuesta tomó absolutamente por sorpresa al presidente George W. Bush, quien poco después, coincidentemente, se enfermó del estómago y tuvo que suspender encuentros con otros mandatarios.
El asesor de Bush, Dan Bartlett, dijo que este seguramente contrajo «un virus», aunque no parecía tener relación con algo de lo que comió durante la cumbre.
Siguiendo con las promesas, los miembros del G-8 reafirmaron el compromiso adoptado hace dos años para aliviar la pobreza en África y combatir la propagación del sida, la tuberculosis y la malaria.
Esta vez, dijeron que cooperarían con más de 60 000 millones de dólares para enfrentar las mencionadas enfermedades, aunque la propuesta fue vaga y no se estableció el plazo en que se canalizará el dinero.
El anuncio de los fondos para África fue considerado una «hipocresía» por organizaciones no gubernamentales, señaló ANSA. Max Lawson, presidente de Oxfam, advirtió que «no debemos dejarnos distraer por grandes números. En la mejor de las hipótesis, los 60 000 millones de dólares significan solo 3 000 millones extra en ayuda antes de 2010».
Por su parte, la organización Save the Children sostuvo que los gobernantes del G-8 «no difundieron ningún plan concreto para afrontar al máximo nivel la pobreza en África».