M. A.: Hace cinco días mi novia rompió conmigo y fue muy fuerte para mí, porque ella vivió estos últimos cinco años en mi casa, compartiendo todo, mientras estuvo haciendo la carrera alejada de sus padres. Ha sido el golpe más duro que yo recuerde, porque teníamos planes y yo adapté mi vida presente y futura a nuestra relación. Cuento con el apoyo de amigos y mi familia. Siento alivio fuera de la casa, mientras trabajo y cuando lloro. ¿Crees que es feo en un hombre llorar?
En nuestra cultura impera el ideal del hombre fuerte, que no llora, pero también se reconoce que hay momentos en que una lágrima alivia, como ahora te sucede a ti. El dolor es parte necesaria del reconocimiento de la pérdida, hasta que finalmente uno se acepta, después de culparse a sí mismo o a los otros, de inventarse una razón, una explicación convincente y de crearse una manera de seguir adelante.
Cinco días son pocos. Ese proceso se extenderá algo más, pero se pudiera pronosticar un buen desenlace en tanto tienes apoyo de personas queridas, puedes expresar tus sentimientos y lo haces sin excesiva contención, además de tener motivaciones fuera de la casa que también alivian.
Por otra parte, vale destacar que por muy unido que te sientas en una relación, ambos son seres diferentes, cuyos puntos de conexión jamás los hace suficientemente simétricos o complementarios. Es ilusorio suponer que todos nuestros proyectos, fantasías y maneras de disfrute tienen un receptor o compañero ideal en nuestra pareja. En la medida en que estemos advertidos de las diferencias, podremos enfrentar mejor sus consecuencias, aunque en verdad siempre habrá sorpresas.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica y psicoanalista