Hace dos semanas culminó la segunda fase de un experimento de los creadores de Windows para crear centros de datos más amigables con el medio ambiente
Después de dos años sumergido, un centro de datos submarino de Microsoft fue extraído a la superficie hace dos semanas. Ubicada en las costas de Orkney, en el norte del Reino Unido, esta novedosa iniciativa persigue paliar el principal problema que enfrentan hoy sitios de este tipo: el consumo de energía.
Y es que un centro de datos requiere no solo de corriente para alimentar los servidores que lo conforman. También necesita de mucha refrigeración, pues los equipos están en constante funcionamiento.
Por eso, y a partir de una idea de un ingeniero de Microsoft surgida en 2013, la compañía con sede en Redmond, Estados Unidos, decidió impulsar el Proyecto Natick para investigar la viabilidad de instalar centros de datos bajo el agua.
Con una longitud de poco más de 12 metros y un diámetro de unos tres metros, un centro de datos submarino del Proyecto Natick se asemeja a un contenedor comercial. En su interior alberga 12 racks de servidores, con 27.6 petabytes de capacidad de almacenamiento en disco, de acuerdo con la información brindada por Microsoft en la web oficial del experimento.
Este centro de datos de Natick es tan poderoso como varios miles de PC de consumo de alta gama y tiene suficiente almacenamiento para aproximadamente 5 000 000 de películas, afirma Microsoft.
Hace dos años, el contenedor de datos submarino fue sumergido en el norte del Reino Unido, lo que constituyó la segunda fase del proyecto. Antes, Microsoft había instalado un primer centro de datos bajo las aguas de California, aunque a menor escala.
El centro de datos funciona con un ciento por ciento de energía renovable. La compañía ha explicado que para ello emplean energía hidroeléctrica, solar y eólica. A todo ello se añade que buena parte de la refrigeración del interior se debe al agua que rodea el lugar.
Para instalar uno de estos centros de datos es necesario fijar primero una base al fondo marino. Sin embargo, Microsoft explicó que luego de extraído el contenedor, el lecho marino recupera su vitalidad, pues se hace en lugares que no afecten el ecosistema.
Con la recuperación del centro de datos de Orkney, Microsoft se dedica ahora a procesar los resultados de sus experimentos.
Aunque han transcurrido muy pocas jornadas desde la extracción del centro de datos submarino, la primera conclusión compartida por Microsoft es que, bajo el mar, este lugar presentó fallas que representan la octava parte de las registradas en un local similar en tierra.
El equipo estudia si los buenos resultados se deben al hecho de que no había intervención humana dentro del tanque y que nitrógeno, y no oxígeno, fue puesto dentro de la cápsula, explicó BBC.
Asimismo, trascendió que ahora todos los componentes empleados para la construcción de este centro de datos son reciclables. Microsoft asegura además que el lecho marino recupera su forma original.
Como último dato, significó la compañía que este data center fue empleado por Folding@home y World Community Grid, iniciativas de supercomputadoras cuyo poder está en función, ahora mismo, de buscar una vacuna para frenar la COVID-19.
La posible mayor desventaja de los centros de datos submarinos sellados es que deben ser muy confiables, pues no recibirán mantenimiento. A ello se contrapone, por supuesto, que por su interior no deambula ser humano alguno, los cuales pueden desenchufar cables, inyectar código maligno —aunque esto suene a película de espías ha sucedido—, o sencillamente tropezar, caerse, e instaurar el caos.
Hay más ventajas para estos centros de datos submarinos en miniatura. Las cápsulas ancladas al lecho marino no requieren de pedazos de tierra para su arrendamiento que generalmente son muy caros, y su enfriamiento es prácticamente gratis.
La ventaja logística puede ser incluso más importante que la de enfriamiento o el ahorro de energía: se necesita mucho tiempo y esfuerzo especializado para adquirir un lugar donde construir un centro de datos tradicional en alguna ciudad importante. En cambio, ensamblar un módulo sellado e implementarlo en el fondo marino cercano es más simple y rápido. Microsoft asegura que todo el proceso apenas toma tres meses.
No obstante, Microsoft todavía no ha anunciado que este sea un producto comercial. Es, por el momento, un experimento. Pero Ben Cutler, líder del Proyecto Natick en Orkney, dijo a la BBC que confía en que «hemos pasado el punto de que esto solo sea un experimento científico. Ahora es simplemente una cuestión de qué queremos diseñar: ¿sería uno pequeño o grande?».
Su confianza se debe a otro elemento importante: el centro de datos submarino sobrevivió a la prueba en las islas del norte del Reino Unido, uno de los lugares más agrestes del planeta. Si allí fue viable el proyecto, sus creadores consideran que puede instalarse un lugar similar en casi cualquier parte.
Otro aspecto a resaltar en el caso de esta idea es que actualmente cerca de la mitad de la población mundial, de acuerdo con Microsoft, vive en zonas costeras. Tener los centros de datos en el mar acortaría la distancia de transmisión y, con ello, la latencia. Los tiempos de respuesta para entregar la información serían más cortos, lo cual haría que la columna vertebral de internet sea más robusta y rápida.
Por el momento hay que esperar a que Microsoft publique más resultados de su iniciativa, la cual se muestra como una alternativa viable y muy sostenible para el futuro de internet.