Entre quienes han ganado últimamente el favor de los lectores iberoamericanos amantes de la literatura policial, se encuentra el británico John Fowles, cuya obra más celebrada por la crítica anglosajona, la novela El coleccionista (1993), acaba de ser vertida por primera vez a la lengua castellana. El coleccionista narra la historia de una mujer que es secuestrada por un burócrata enfermo coleccionista de mariposas. Originario de un pequeño pueblo ubicado en Essex, Inglaterra, Fowles nació en 1926 y falleció en 2005.
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Desde que salió el pasado verano, el libro Killing Kennedy, de Bill O’ Reilly y Martin Dugard, se ha convertido en una de las producciones editoriales más demandadas por el público. Según uno de los autores, esta fue la motivación para abordar el magnicidio de Dallas: «En este país la memoria es frágil y una encuesta entre gente menor de 50 años reveló que muchos pensaban que Lee Harvey Oswald era quien había disparado a Lincoln y no a Kennedy. No vamos a descubrir nada nuevo en torno a la conspiración y las circunstancias del trágico suceso, solo queremos refrescar la memoria», afirmó O’ Reilly.
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La séptima edición del Premio Nacional del Libro en Venezuela reconoció la trayectoria de Domingo Rogelio León, poeta del estado de Monagas, quien obtuvo a fines de octubre el máximo galardón por su obra Catador de cuchillos. El libro Las casas más sencillas, del arquitecto Fruto Vivas, fue destacado con un galardón especial por el alto valor didáctico orientado a la recuperación y valoración de las técnicas del saber popular en la construcción de viviendas, con énfasis en la importancia del equilibrio ecológico y resaltando el valor poético del imaginario popular.
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El escritor francés Patrick Deville ganó al inicio de esta semana el premio Femina de novela por Peste & Choléra, un relato sobre la vida del explorador y médico suizo Alexandre Yersin, quien a finales del siglo XIX e inicios del XX recorrió el mundo y descubrió el bacilo de la peste. La obra premiada recupera la vida del investigador suizo, un aventurero que trabajó para el Instituto Pasteur antes de abandonar Francia convertido en marino, y que falleció en la Indochina francesa, el actual Vietnam, donde desarrolló la industria del caucho y cultivó plantas medicinales como la quinina y la coca.
Al presentar la edición inglesa de su Tratado de culinaria para mujeres tristes, el escritor y periodista colombiano Héctor Abad señaló en Londres que a pesar de los índices de violencia interna de Latinoamérica, en materia de violencia internacional «hay mucho más de que avergonzarse en Europa y Estados Unidos». Su libro más reconocido, El olvido que seremos, es un homenaje a su padre, asesinado por los paramilitares colombianos.
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Drácula y Batman discuten. Robespierre intenta sobornar a un celador. Goya y Picasso debaten bajo el sol de una playa al sur de Francia. Helena de Troya pide consejos sobre el uso y conservación de las pelucas. De tales situaciones extremas y absurdas se nutren las crónicas de Diálogos imposibles, del brasileño Luis Fernando Veríssimo, en un volumen muy leído en estos momentos en la nación sudamericana. Veríssimo sigue de tal modo fiel a su punto de partida, la novela El Analista de Bagé, que le granjeó una gran popularidad en 1981 por su humor inteligente.
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Un nuevo nombre comienza a ser citado con insistencia como signo de la puesta al día de las letras angolanas. Se trata de Álvaro Alves, quien tras su ópera prima Lágrimas de mujer (2009), publicó este noviembre la novela La desgracia de un hombre embustero, precedida de un comentario editorial que ensalza el modo sutil, pero convincente, en que transmite valores éticos como la solidaridad, la honradez y la verdadera amistad.