Este texto de Cyril Lionel Robert James, imprescindible y ameno, constituye una fotografía de la vida del polémico, poco estudiado y menos difundido Toussaint L’Ouverture, y de la Revolución Haitiana
Hay instituciones que toman en serio su permanencia en posiciones de avanzada. La Casa de las Américas es una de ellas. Por eso no sorprende la salida al ruedo de las publicaciones en Cuba del libro Los Jacobinos Negros, de Cyril Lionel Robert James (Trinidad y Tobago, 1901-Inglaterra 1989) gracias a la labor acuciosa del Fondo Editorial.
Este texto, imprescindible y ameno, constituye una fotografía de la vida del polémico, poco estudiado y menos difundido Toussaint L’Ouverture y la Revolución Haitiana. Minucioso y necesario es un vehículo para que el lector común pueda adentrarse en la historia de un país ligado a Cuba por más de una razón. Es, sin lugar a dudas, un libro de historia que deviene en punto de partida para el conocimiento de la correlación mutua entre masas populares y líderes en la consecución de un proyecto nacional.
Haití está presente en el acontecer noticioso cubano, siempre ha sido y será noticia, pero las subtramas de sus interioridades no son, a juicio de este comentarista, suficientemente comprendidas. El libro posee, en una especie de eje transversal, el postulado del autor de que sin entender el racismo, difícilmente se podría comprender al imperialismo. Una buena lectura siempre nos remite a otras. Los Jacobinos Negros es para Haití y el mundo occidental lo que Black Reconstruction, de W. E. B Dubois, constituye para Estados Unidos; de hecho ambos libros poseen idéntica estructura.
En los tiempos que corren, donde criterios eurocentristas (en su momento analizados y combatidos por Alejo Carpentier) pretenden minimizar las historias de las antiguas colonias, y en un contexto donde están vivas y coleando variantes de pensamientos hegemónicos, a partir de los llamados tanques pensantes estadounidenses, esta obra puede ser un agente catalizador que contribuya a clarificar y a solidificar posiciones identitarias.
El desconocimiento o el conocimiento incompleto son armas que entregamos a quienes nos venden nuestras propias historias pasadas por agua. No hay que olvidar que el desarrollo de Europa y de América del Norte está inexorablemente ligado a nuestro subdesarrollo actual.
Hay textos básicos, complementarios o alternativos. Los estudiantes y profesionales de la ciencia histórica tienen en Los Jacobinos Negros una oportunidad de encontrar, siempre desde una mirada lógica y objetiva, la historia de Haití y el papel jugado por el pueblo de ascendencia africana en la construcción del país como nación. El lector no especializado, también. En las páginas de este libro hay oxígeno para todos.
Como obra de arte, el libro debe cumplir varios objetivos estéticos. La introducción a la edición cubana, ágil, amena y esclarecedora, estuvo a cargo del estudioso y reconocido intelectual John Bracey. A favor de la obra está la cuidada edición y corrección de Clara Hernández y Reinier Pérez-Hernández, que se complementa con la milimétrica traducción de Rosa López Oceguera, quien nos hace pensar que la escritura original está pensada en español. Y, por supuesto, el sugerente diseño de Ricardo Rafael Villares que hace de esta edición un objeto que merece formar parte de las bibliotecas particulares de cada lector.