Este 30 de septiembre se conmemoran 90 años del natalicio de quien fuera el creador de un curioso género periodístico: la crónica en décimas
«Quisiera al morir que la mejor parte de mi vida quedase como ejemplo para los que vendrán y estén dispuestos a luchar por la justicia y el amor entre los hombres».
Jesús Orta Ruiz
«La imaginación, la fidelidad a las grandes causas, la bravura, esos son los signos de la isla».
José Lezama Lima
Bajo esta advocación lezamiana nos colocamos para celebrar, este 30 de septiembre, el aniversario 90 del natalicio de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí (1922-2005).
Su poesía nos llega por tres vertientes: la campesina, la íntima y autobiográfica, además de la poesía patriótico-social. Dentro de esta gama tan profusa, tiene lugar la poesía de circunstancia, inherente a todas las épocas pero más dable en las grandes conmociones sociales. Cuando el poeta —tal es el caso de Naborí— es fiel exponente de la realidad circundante, el pueblo siente que se expresa por aquella voz popular.
No olvidemos que estamos ante un poeta ecléctico; en él se suman distintos movimientos literarios, presencia que lo enaltece al entregarnos los diversos registros de su producción en contenido y forma. Tiene poemas de aliento trágico, de hondura filosófica, como:
Dios sabe que los hombres más videntes
son tan ciegos como los topos,
y no descubrirán el cósmico misterio
mientras no aprendan a leer
el sistema Braille de las estrellas,
lejos, tan lejos del tacto de la tierra.
No obstante, los lectores lo identifican más con la décima de tema rural, como la siguiente:
Palma, violín de la brisa
que como un arco te toca,
si Cuba tuviese boca
serías tú su sonrisa.
En tu arrogancia mambisa
dominadora del llano,
algo así como la mano
cordial de tu clima rico,
moviendo está un abanico
en el rostro del verano.
Naborí ejerció el periodismo por más de 40 años. Fue el creador de un curioso género periodístico: la crónica en décimas, ejercicio que le proporcionó su facultad de poeta de contingencia y que le permitió recrear trascendentales hechos históricos de nuestra Patria.
Ejemplo de ello es esta décima, publicada junto con otras en Bohemia el 6 de diciembre de 1959 y rescatadas del archivo del poeta.
Alzad, alzad la Bandera
radiante de libertad.
No quiere a la Caridad
del Cobre, el que no la quiera.
Quien piensa en una extranjera
pecará si la tremola
pues desde el surco a la ola
será la Estrella cubana
claramente soberana,
soberanamente sola.
Esta crónica en décimas muestra desde su honda raíz popular cómo palpitó su corazón en cada una de esas históricas unidades de tiempo, acercándose casi diariamente a la magia de la poesía. Su compromiso siempre renovado con el arte lo fue también con su historia y con su pueblo.
Sobre estas crónicas en versos expresó Abel Prieto: «Hizo mucha poesía de ocasión y es impresionante la vigencia y la belleza que alcanzó el Indio en esa poesía que era casi Periodismo». Y al respecto, sobre la poesía de ocasión o de encargo, comentó Naborí: «Poesía de encargo, podría decirse en algunos casos, pero habría que añadir: el encargo no es ninguna imposición cuando lo que se solicita está en el corazón de quien complace».
Sabedor de que es más universal, a partir de lo autóctono, su obra es paradigma en lucha a muerte contra la injusticia, con esa poesía amiga del intelectual valeroso que merece el honor de figurar en la historia cultural de la Revolución Cubana.