Frente a una situación de peligro, los seres humanos solemos reaccionar con una crispación en la piel. Se siente como si el corazón se nos fuese a salir por la garganta. Todas estas reacciones al miedo se deben a un proceso que se lleva a cabo en nuestro cerebro, que comanda los cambios que provocan el temor en el cuerpo. Es una forma de supervivencia. Son varias las áreas de la mente que interactúan en instantes así, lo cual sucede en tan solo una infinitesimal fracción de segundo.