Las efímeras espumas lamen tu cuerpo tendido a la orilla y mueren en resaca. Estás en la frontera tierra-mar y en el linde realidad-sueño. Solo el sol y la brisa, solo el susurro del agua... Escapas en el tiempo y ya eres aquel niño que desciende veloz por las inmensas dunas de arena para alcanzar el lejano azul, como en aquella memorable escena final del filme Los 400 Golpes de Truffaut.
Una de las modalidades más repudiables del saqueo de que es víctima el Tercer Mundo es el robo de cerebros, aunque algunos mesurados prefieren suavizar el adjetivo y lo catalogan simplemente de «fuga».
EL lunes comienzan las clases y la maestra no irá al aula.
El tema de hoy pudiera parecer raro a algunos lectores. Tal vez lo consideren de escasa relevancia ante otros asuntos de índole más tangible, de mayor influencia en la cotidianidad. Respeto ese criterio. Pero como la columna está a mi nombre —y excusen la presunción— voy a comentar la carta de una lectora de Pinar del Río, cuyo nombre y dirección no cito, porque ella lo pide con humildad, como con humildad se queja del uso peyorativo que del gentilicio pinareño hace la prosa de esquina, incluso la presuntamente más elaborada expresión televisiva.
Ishaqi fue otra masacre. Foto: AP
Pensé disponer de dos horas apacibles, dedicadas a la lectura. Estaba a bordo de un ómnibus de ASTRO, de esos flamantes Yutong chinos, de cómodos asientos y aire acondicionado, que hacen del viaje un verdadero placer. Regresaba de Pinar del Río a La Habana.
Se trata de una madeja de sucesos bien explotada por algunos titulares, y tras los cuales no sería fantasmagórico vislumbrar el deseo de enredar la situación, justo cuando Bolivia está en la coyuntura decisiva que marca la Asamblea Constituyente.
Hace varios años, en otro de esos estíos asfixiantes y nerviosos, una colega hiló párrafos de asombro en estas páginas, cuyo título pudo haber sido «Cerrado por vacaciones».
La empresaria española de la película había llegado a Cuba en busca de esos músicos geniales que aquí se dan como el marabú, pero que no gozan del favor de la difusión radial y televisiva. Y claro, esperaba que estos, por tal de tener el «privilegio» de ser promocionados en Europa y Estados Unidos (con cientos de copias discográficas de respaldo), se colocaran de espaldas y enjabonados.
El reciente hallazgo de detonadores y explosivos en bultos que Estados Unidos introdujo subrepticiamente en Venezuela, violentando la ley, puede ser la noticia más escandalosa de las muchas que respaldan a Caracas en sus denuncias sobre los planes provocadores y agresivos del imperio.