Miraba el reloj con frecuencia. El calor es buen argumento para querer tumbarse de una vez en el cómodo asiento del ómnibus. Y en su atmósfera refrigerada. «¡Uf! —me abanicaba con un periódico—, ¿cuándo llamarán?».
Si alguien necesitara convencerse del peso de los TLC en la geoestrategia de Washington hacia Latinoamérica, solo debe observar los esfuerzos de la administración Bush para que su Congreso deje que entren en vigor.
Un lector me escribe unas palabras amables a propósito de mi artículo de la semana pasada, El anzuelo rojo. Se muestra escéptico ante la posibilidad de que un espía del FBI sea un burócrata que puede apretar un botón en su oficina y enterarse tranquilamente de lo que hablan dos personas a miles de kilómetros de distancia, mientras saborea impasible el bocadito de mantequilla de maní que le preparó su mujer para el almuerzo.
Los dos expusieron largamente sus razones para justificar la presencia ocupante en Iraq. Uno, desde el ángulo militar —el general David Petraeus—, el otro, en su aspecto político —el embajador Ryan Crocker—, dejaron a un lado lo que piensan y sienten en carne propia los iraquíes, cuando informaron este lunes, ante los comités de Asuntos Exteriores y Servicios Armados de la Cámara de Estados Unidos sobre la situación en el país árabe. Ambos describieron un panorama alejado de la realidad cotidiana, pero bueno para insuflar optimismo entre «duros» e «ingenuos» que quisieron oírles.
Unos jóvenes se cuadran y hacen el saludo nazi. Entre sus «hazañas» figura haber pintado la esvástica en la pared de una sinagoga, y más allá, en otro edificio, una frase: «Muerte a los judíos».
La vía pública se ha convertido en un martirio para muchos choferes. Poco importa el número de ruedas o el porte de sus vehículos. En realidad, lo mismo se mortifica el conductor del bicitaxi que el del auto ligero. El motorista y el ciclista blasfeman también por culpa de esta suerte de irracionalidad callejera. Se trata de una aberración que todos los días incorpora nuevos adeptos.
El próximo miércoles 12 se cumplirán nueve años desde la detención de los Cinco Héroes cubanos en septiembre de 1998. Nueve años de injusto e ilegal encierro.
«No sirven, están muy empalagosos». Esa fue la respuesta de aquel «intelectual» cuando le mostraron ciertos versos manuscritos, firmados por una poetisa conocida suya.
A propósito del debate acerca del contenido del socialismo del siglo XXI se impone como una necesidad teórica y práctica articular la tradición intelectual latinoamericana y caribeña, el ALBA, símbolo de la alianza entre Martí y Bolívar, con las ideas socialistas tal y como las interpretan Hugo Chávez y Fidel Castro.
Durante los últimos dos años, el matrimonio de este cuento ha estado tirándose las cazuelas a la cabeza, y lanzándose amenazas de divorcio. Pero no pasan de ahí. Para conservar el dominio de la casa, deben estar unidos, y así, con sus caras avinagradas, admiten convivir. Por ahora...