Buenas tardes, ¿va rumbo a la carretera de Camajuaní?
Durante su infancia, probablemente escuchó decir a un abuelo, un tío, una hermana, que los bebés eran traídos por una cigüeña desde París, y corrió dichoso a contarle su descubrimiento a otro niño, mientras el adulto respiraba aliviado por no tener que dar más explicaciones.
NECESIDAD, obliga. En ese refrán se puede pensar al conocerse la sugerencia del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de acudir a una Asamblea Constituyente.
El papel estaba allí, sujetado por el limpiaparabrisas, pero no lo habíamos visto. La ansiedad nos ganaba y no atinábamos a nada más que no fuera buscar y buscar, aun en lugares increíbles. Jamás la llave se saca del bolsillo, pero ahora no aparecía.
Porque me siento parte del gremio, el Día de la Prensa Cubana ha despertado en mí una tormenta de ideas. En mi primera juventud sentí el impulso de dos vocaciones compartidas, la del magisterio y la del periodismo. Los apremios del acontecer histórico definieron mi camino.
Ángela y Miguel Ángel se conocieron hace tiempo en La Habana. Coincidían cada día en la calle Maloja, en el corazón de Los Sitios, donde radica el proyecto Quisicuaba.
Diez años de esfuerzos para forjar una nación estaban a punto de perderse en un instante de vacilación. Si se consumaba la rendición, no habría futuro para la lucha en Cuba: reinaría el desaliento, se desvanecería nuestra ideología como nacionalidad.
Si algo sorprendente posee este absurdo es, exclusivamente, la larga y peligrosísima presencia del ganado suelto en las vías como protagonista de numerosos incidentes con muertes y lesionados.
Una de las figuras más representativas del siglo XX, Martin Luther King, eterno activista por los derechos civiles de los ciudadanos afroamericanos en Estados Unidos, casi en su lecho de muerte expresó: «Si supiera que el mundo acabara mañana, yo, todavía hoy, plantaría un árbol», y no le faltaba razón en esa visión futurista, a tono con su ideología a favor de un planeta mejor.
Los sindicatos o uniones en Estados Unidos son escasos e insuficientes para representar a la clase trabajadora de la nación con más poder económico del mundo y, para colmo, los multimillonarios arremeten contra ellos y quieren ilegalizarlos.