La mayoría del público, deliberadamente desinformado, ignora la dimensión de la guerra de Israel —el ejército más poderoso de Medio Oriente, dotado de un arsenal clandestino de 300 bombas nucleares gracias al apoyo irrestricto de Estados Unidos, sin contar su supremacía cibernética y el apoyo determinante de la globalista banca jázara de Wall Street y la City— frente a la guerrilla palestina sunita de Hamás, de 30 000 militantes con artefactos caseros.
«La parada se pone como se pone. Desde la cinco de la mañana me levanto, y poco después de las seis estoy parando a todo el que pase con capacidad para trasladar al menos a un pasajero. Y los tengo fijos, cuando estuve de vacaciones me extrañaron y me preguntaban por WhatsApp,
¿cuándo me incorporaba?».
Las explicaciones que trascienden, con sólidos argumentos, su reiteración sobre las perspectivas de cómo podremos superar la actual realidad se pueden entender, o no, cabalmente: a cada cual le asiste el derecho de tener su propio sentir.
Ya está. Se acabó. Así dicen, o nos quieren hacer creer. La guerra genocida de Israel en Gaza toca a su fin. Seis meses después del 7 de octubre, 185 días para ser exactos.
No hubo un solo espacio del 12mo. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) donde se dejara de hablar de los desafíos a corto y mediano plazo de la organización, del alma y el espíritu joven y, sobre todo, del «ahora» como la inmediatez retadora que implica un tiempo breve en medio de tantas complejidades que vivimos. Ni en los momentos diseñados para el esparcimiento se desconectó el debate, que fue más allá del trabajo profundo en las comisiones.
Todavía me parece escuchar las intervenciones, ver a cientos de jóvenes compartir, analizar y soñar. Éramos muchachos y muchachas de todas las provincias y diferentes sectores de la sociedad, con el afán de ser útiles y hacer en el menor tiempo posible. Al oír las anécdotas, las historias de vida de algunos, la profundidad de los debates y las propuestas, uno siente orgullo de esta generación.
Todos quienes conocen su aporte a la verdad, le agradecen. Y habrá que seguirlo haciendo, porque la huella del paraguayo Martín Almada vuelve a servir a la humanidad hasta en el momento de su indeseada muerte.
En un contexto donde el mundo gira en torno al consumismo y bajo la incidencia permanente de una economía de mercado digital, los efectos de la industria cultural continúan perpetuando los esquemas de comportamiento en la sociedad. La revolución constante en el mundo de la moda y los estilos parece aumentar su influencia gracias al universo expansivo de las redes sociales.
Acabo de recibir estos datos preliminares sobre la composición de los jóvenes que asistirán al 12mo. Congreso de la UJC. Será un importante grupo compuesto por 400 delegados y cien invitados. De ellos 195 son hembras y 205 varones, 232 blancos, 109 mestizos y 59 negros, con una edad promedio de 26 años. Tienen nivel superior 238 y 162 técnico medio y 12 grado. Están representados todos los sectores de la sociedad cubana y jóvenes de las misiones internacionalistas. Los sectores más representados son: Educación General, Salud Pública, Industria y Agropecuario.
Si los jóvenes se parecen más a su tiempo que a sus padres, como se dice, me es muy engorrosa la misión de confiarles unas palabras a los de hoy desde la distancia de los años, como me han solicitado en este diálogo de generaciones.