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Romnesia, la enfermedad de Mitt Romney

Autor:

Lázaro Fariñas

La campaña del presidente Barack Obama acaba de descubrir la enfermedad que padece su contrario, el republicano Mitt Romney. Después de muchas averiguaciones e investigaciones sobre la salud del candidato del Partido Republicano, Obama y sus seguidores descubrieron que el multimillonario padece de una crónica y a la vez crítica enfermedad llamada romnesia. Nadie se explica el porqué de la demora en el diagnóstico. Quizá sea que, como padece de tantas otras enfermedades, no era fácil detectarla. Romney padece de una mitomanía aguda, una prepotencia altamente perceptible, una megalomanía crónica y de una antipática densidad física.

Este caballero dice y hace cualquier cosa por llegar a la presidencia del país. Veamos algo de lo que ha dicho en los últimos tiempos:

Reunido en una elegante cena con un grupo de millonarios en la Florida, afirmó que el 47 por ciento de los ciudadanos norteamericanos eran unos pedigüeños que se hacían las víctimas para que el Estado les resolviera sus problemas; que eran incapaces de aceptar responsabilidad personal por sus vidas y que él no se iba ni a molestar en acercárseles para conseguir sus votos, ya que estos iban a votar por Barack Obama.

Lo que no sabía el caballero de los millones era que una cámara escondida lo estaba filmando.

Días después, y como consecuencia de su romnesia, dijo que él defiende al ciento por ciento de la población. Lo dijo «tan tranquilo como estate quieto», olvidando lo que había afirmado solo unas semanas atrás.

En una entrevista reciente en CNN, dijo que él gustosamente firmaría una ley que aboliera las leyes existentes relacionadas con el derecho de las mujeres a abortar. Ahora se echa para atrás y dice que, bajo ciertas circunstancias, ellas tienen ese derecho.

Desde que se presentó como candidato en las primarias de su partido, decía que lo primero que iba a hacer cuando llegara a la presidencia, sería eliminar el programa de salud del Presidente actual, conocido como Obamacare. Se trata de algo muy curioso, ya que este es casi una copia exacta del programa que Romney aplicó en el estado de Massachusetts cuando ejercía como Gobernador del mismo. Ahora, el paciente de romnesia dice que no lo va a quitar en su totalidad, ya que tiene ciertos aspectos positivos.

Después de ganar millones y millones de dólares en inversiones en el extranjero y de comprar compañías locales con problemas económicos y mandarlas a producir fuera del país, Mitt Romney dice que hay que proteger a los obreros norteamericanos y buscar una mayor inversión de capital en el territorio nacional.

A pesar de haber hecho inversiones en China e Irán anteriormente, ahora dice que hay que ser fuerte con ambos países y aplicarles sanciones.

Es casi imposible seguirles la pista a las mentiras, contradicciones y cuentos inventados de este candidato a la presidencia de EE.UU.

En el segundo debate con el presidente Obama, Romney afirmó que cuando él fue elegido gobernador, había solicitado sugerencias de mujeres capacitadas para emplearlas en cargos del estado, y le habían entregado una carpeta llena de nombres.

Esto resultó ser una mentira total, un cuento de camino. Según la persona que aspiró contra él por la gobernación de Massachusetts, fue una organización estatal a favor de las mujeres la que se acercó a ambos para que firmaran un medio acuerdo comprometiéndose a que, el que ganara, iba a tener en cuenta a las mujeres profesionales que habían presentado su currículum vitae. Todo al revés de lo que él dijo en el segundo debate presidencial.

Esta elección entre Mitt Romney y Barack Obama me recuerda las elecciones de 2004 entre George W. Bush y John Kerry. En aquella ocasión, como en la de ahora, salió a relucir una cantidad enorme de mentiras, chismes, zancadillas, invenciones y canalladas. Karl Rove, el jefe de campaña de W. Bush, utilizó todo lo que pudo para que el presidente fuera reelegido, como así lo fue. Claro que, al final, tuvieron que acudir a las trampas, que en aquella ocasión fue en Ohio, en vez de Florida. En estas elecciones los republicanos también están haciendo lo mismo que en 2004. Esto no quiere decir que los demócratas sean santos o bobos y que no digan mentiras también, pero al lado del ala derecha del águila son unas mansas palomas.

La verdad es que, a la mayor parte de la ciudadanía de Estados Unidos no le importa que le digan mentiras si estas son dichas de forma tal que parezcan una verdad, y estos personajes están tan bien entrenados en decir mentiras que muchas veces hay que recurrir a los hechos anteriores para poder descubrirlas.

Según las encuestas, si las elecciones se llevan a cabo en estos momentos, Obama sería reelegido. Pero como he dicho en tantísimas ocasiones, en este juego electoral y politiquero, igual que en el béisbol, ningún triunfo está seguro hasta el out 27.

*Periodista cubano radicado en Miami

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