El Nuevo Herald de Miami, órgano oficial de la ultraderecha cubanoamericana en esta ciudad, es sumamente selectivo a la hora de desinformar a sus lectores.
Este periódico fue fundado hace años por los propietarios de The Miami Herald, como un medio de informar a la creciente comunidad latinoamericana del sur de la Florida. En sus orígenes cumplió bastante bien la misión para la cual fue creado, pero al transcurrir los años se ha convertido en el vocero de estos grupos de extremistas de origen cubano que aquí residen.
Las noticias sobre Cuba y Venezuela son una constante en la página principal del rotativo. En el noventa y nueve y medio por ciento de las ocasiones esas noticias son para insultar, denigrar o mentir sobre la vida y los problemas de ambos países.
Los titulares de primera plana, cuando no son dedicados a Cuba, se dedican a Venezuela. Por insignificante que sea, cualquier hecho que ocurra por la patria de Martí o por la de Bolívar son desproporcionadamente magnificados en la presentación del titular. Y cuando los hechos son de otros países latinoamericanos, por horribles que sean, son estratégicamente reducidos y trasladados a sus páginas interiores.
Veamos algunos ejemplos del día en que escribí este comentario:
Página 7A del diario miamense: Las autoridades de Monterrey, México, detuvieron preventivamente a 29 funcionarios y guardias penitenciarios por la muerte de 44 reos en un penal del estado norteño de Nuevo León. El Gobierno de ese estado mexicano afirmó que en el asesinato de los reos y la fuga de otros participaron los funcionarios de la prisión.
También en la página 7A: El militar guatemalteco Pedro Pimentel será sometido a juicio por la masacre de 201 campesinos en 1982, una de las más brutales cometidas por el Ejército durante la guerra civil guatemalteca que duró hasta 1996. Pimentel fue instructor de las fuerzas especiales del ejército guatemalteco cuando ocurrió la matanza en la aldea Dos Erres del departamento de Petén.
Página 10A: La organización Amnistía Internacional exigió el miércoles a las autoridades de la República Dominicana el cese de las torturas por parte de la Policía Nacional. Amnistía Internacional recordó en el comunicado a las autoridades dominicanas que, según la Procuraduría General, la policía mató a 289 personas en el 2011, frente a 260 en el 2010.
Hay que recordar que en esos tres países existe todo lo que diariamente le pide ese diario a Cuba, o sea, democracia representativa, elecciones cada cuatro o cinco años, economía de mercado, libertad de prensa, multipartidismo, etc.
¿Alguien se puede imaginar que cualquiera de esos sucesos ocultos en las páginas interiores hubiese ocurrido en Cuba? Esas noticias que publicó el Nuevo Herald el día en que escribí estas notas no tienen ningún tipo de seguimiento. Se publican un día, medio ocultas, después desaparecen y nunca más se vuelve a publicar el seguimiento de las mismas.
Igual pasa con las manos de palos que se les dan a los que protestan en Estados Unidos y las naciones europeas. Son noticias que se pierden dentro de las ediciones del periódico; noticias que quizá se lean un día y de las cuales nada queda al día siguiente. A ellos solo les interesa destacar si algún asalariado de Estados Unidos es detenido; no importa si lo sueltan solo horas después.
La frustración que tienen estos periodistas del Nuevo Herald es que las imágenes de un policía cubano cayéndole a palos a algún detenido no aparecen por ninguna parte porque no existen. No hay que tener una gran imaginación para saber qué reportaría ese periódico local si las imágenes que vimos de Valencia hace unos días hubiesen sucedido en La Habana. Los titulares en la primera plana hubiesen ocupado la mitad de la misma.
Hace años atrás, cuando ese diario se las quería dar de balanceado y objetivo, cada cierto tiempo publicaba comentarios míos en los que le hacía críticas a la ultraderecha local. Desde hace años cerraron los portones de la libertad de expresión y allí ahora solo se publican artículos que no toquen, ni con el pétalo de una rosa, a esos anticubanos que controlan los medios en esta ciudad.
El Nuevo Herald de Miami cumple estrictamente con las reglas impuestas por los fascistas locales. Por mucho que cacareen sobre la libertad de expresión, es el órgano oficial del fascismo miamense. En vez de El Nuevo Herald, se deberían llamar El Heraldo de la Desinformación.
*Periodista cubano radicado en Miami