Políticos, activistas, instituciones y personalidades del mundo denuncian la motivación política de la inclusión de Cuba . Autor: Osval Publicado: 13/01/2021 | 09:00 pm
Cada vez más, políticos, activistas, instituciones y personalidades del mundo denuncian la motivación política de la inclusión de Cuba en la unilateral lista de países patrocinadores del terrorismo elaborada por Estados Unidos.
Como parte del rechazo de la comunidad internacional a esta reciente y artera decisión del Departamento de Estado, analistas reconocen que la acción busca imponer mayores restricciones a la Isla, al tiempo que crea un nuevo obstáculo al avance de las relaciones bilaterales bajo el mandato de Joe Biden, reflejó Prensa Latina.
En un artículo publicado unas horas antes de que Washington diera a conocer la decisión, el sitio web estadounidense antiwar.com adelantaba la denuncia acerca de los intereses espurios de la medida al citar al politólogo Noam Chosmky, quien ha afirmado que «la maniobra no se basa en un repentino aumento del apoyo cubano al terrorismo, sino que es parte de un esfuerzo más amplio para impedir que la administración Biden restablezca las relaciones normales con Cuba».
El análisis de Chomsky también denunciaba que la lista ha sido solo un componente de una guerra de 60 años contra la Mayor de las Antillas. «Como revela el caso de Cuba, “terrorismo” significa resistencia al terrorismo masivo de Estados Unidos y la negativa a inclinarse ante el “maestro”».
La activista y cofundadora de Code Pink, Medea Benjamin, en un artículo que suscribe junto al experto Leonardo Flores en el portal web antiwar.com., afirma que «la nueva etiqueta de terrorismo probablemente asustará a muchas empresas que importan a Cuba, bancos que financian transacciones con Cuba e inversionistas extranjeros», y refiere que nueve senadores estadounidenses escribieron al secretario Pompeo y advirtieron que tal paso «politizará nuestra seguridad nacional».
Este miércoles, el diario The New York Times consideró que «la decisión de devolver a Cuba a la lista de Estados acusados de patrocinar el terrorismo —una designación que se aplicó durante más de tres décadas hasta que el presidente Obama la levantó en 2015—, puso fin a un esfuerzo implacable de la administración Trump para imponer restricciones económicas y diplomáticas a la Isla».
Entre los pronunciamientos en contra de esa política se incluye el de la Cancillería china, según la cual Washington ha deteriorado aún más su credibilidad al reinsertar a Cuba en un listado unilateral como ese sin mostrar evidencias. También tomó postura de condena el ministerio de Relaciones Exteriores de Siria.
Y, en Sudáfrica, su Partido Comunista dio cuenta de su rechazo «en los términos más enérgicos posibles», y afirmó que se trata de una cortina de humo para el endurecimiento del bloqueo de Washington contra La Habana, que es ya una reiterada violación del Derecho Internacional.
De «terrorismo económico, político y mediático» describió el movimiento de solidaridad con Cuba en España a la política estadounidense contra Cuba, y rechazó esos «múltiples intentos de injerencia política y las calumnias mediáticas permanentes contra la isla caribeña».
Mientras, en París, la dirigente del Partido Comunista de Francia Lydia Samarbakhsh comentó a Prensa Latina que esta decisión es tan ilegal como el intento de tomar el Capitolio por las hordas fascistas lanzadas por Donald Trump el 6 de enero.
Movimientos de solidaridad de ese país europeo y de Costa Rica también manifestaron su respaldo a La Habana. Mientras, desde la capital cubana y haciendo uso de su cuenta en Twitter, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla agradecía las numerosos muestras de solidaridad internacional recibidas frente a la política hostil de Estados Unidos.
Bloques de países o de parlamentarios como la Alianza Bolivariana para los Pueblo de Nuestra América y el Parlasur, se pronunciaron antes contra la medida.