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La purga trumpiana de los «perros guardianes» o inspectores generales

La democracia al estilo estadounidense está sufriendo desde antes de la pandemia de la Covid-19 con decisiones unilaterales y autoritarias de su Presidente y no  pocos se preguntan si ese quebranto de las reglas del juego o status quo será definitivo

Autor:

Juana Carrasco Martín

Lo paradójico estriba en que el enfrentamiento de las fuerzas políticas preponderantes en Estados Unidos  defienden lo mismo: el poderío de la nación que consideran «elegida» por Dios sobre  el resto del planeta; sin embargo, los instrumentos y métodos para lograrlo varían, no solo desde la denominación partidista —republicanos y demócratas— sino, y sobre todo, desde una posición más liberal o más conservadora que atraviesa a ambas agrupaciones electorales.

Con la llegada del outsider o afuerino Donald Trump a la Casa Blanca se exacerbo la situación, y el mandatario es todo un experto en utilizar las redes sociales para imponer líneas de opinión, desacreditar a sus adversarios,  amenazar a sus conciudadanos al igual que líderes de Estados que no se pliegan a sus desatinos  y destino manifiesto y hasta halarle las orejas a «socios» u  «amigos» salidos en algún momento del redil, porque a eso aspira el trumpismo a  tener borregos asertivos.

Trump se hizo famoso de inmediato por no aceptar ninguna crítica, disenso, u opinión contraria mucho menos por parte de su  gente, a quienes pide lealtad ciega. Creo que hasta el mismo ha perdido la cuenta de a cuantos ha despedido o han renunciado, incluidos por igual miembros de su  gabinete o adláteres de menor monta.

Desde que se realizó el proceso de impeachement —cuyo  resultado declaro «inocente» al Presidente, el ambiente político se hizo más denso, y el bisiesto 2020 quiso reforzar los mitos sobre su día de mas con una pandemia que ha hecho caótico este tiempo y también ha multiplicado los encontronazos y también las mordazas utilizadas por el hombre en la Casa Blanca.

La peculiaridad en las semanas recientes es que Trump se ha dedicado a despedir u obligar la dimisión de los inspectores generales. En Estados Unidos, existe la Oficina del Inspector General, un término genérico para la división que supervisa una secretario o ministerio, una agencia federal o de los 50 estados, destinada a impedir ineficiencias o ilegalidades dentro de su agencia matriz.

Es decir que los Inspectores Generales y las oficinas que dirigen están destinados a impedir las operaciones ineficientes o ilegales dentro de su agencia matriz, es decir hace las auditorias necesarias, investigaciones, controles y evaluaciones para identificar fraudes, despilfarros, abusos, malversaciones y mala gestión en los departamentos del Gobierno de EE. UU. Es bueno recordar que los inspectores generales fueron creados después de Watergate, el escándalo de espionaje político de Richard Nixon que le llevo a renunciar a la presidencia antes de ser destituido por impeachment.

BBC News, al describir lo sucedido durante el proceso de impeachment de Donald Trump, apuntó que «la grosería y fealdad del discurso político que hemos escuchado cada día hicieron que hasta la Corte Suprema tuviera que decir a ambos bandos que rebajaran el tono de la retórica».

La publicación The Hill trae a diario los acontecimientos en los sectores de poder político en Washington D.C. y no pocas veces afloran esas «cualidades» que contribuyen a una división del país.

Correas para aguantar a los perros guardianes

El alejamiento del mandatario de las reglas de juego o normas del comportamiento presidencial ha ayudado a desacreditar a Estados Unidos, al menos a nivel internacional y crear también un montón de dudas dentro de Estados Unidos, dividido en los pro-Trump y los anti-Trump, además de una clara y profundizada línea que separa a demócratas y republicanos en «lealtades» incrementadas porque se trata de un año electoral en el que está en juego la Presidencia y el control por uno u otro partido del Senado y de la Cámara de Representantes, como de las gobernaciones estaduales.

Si un Inspector General se vuelve «critico» en este momento pone en tela de juicio a la administración, de ahí que Trump se haya vuelto en agente perrero en busca de canes guardianes nada mansos para asegurar su coronación y no precisamente por el virus, sino por la reelección que garantice el triunfo del Trumpismo.

Esto a pesar de que ha logrado quizás el premio más grande en la lotería con el número de jueces de derecha que Mitch McConnell, líder republicano del Senado, ha sido capaz de confirmar desde ese cuerpo legislativo, lo que garantiza para las próximas décadas que el sistema judicial federal sea el más conservador que han tenido los estadounidenses.

CBS News ha llevado la cuenta, como resultado de esa pesquisa, en menos de dos meses Trump —un experto en golpes revanchas y represalias— ha logrado la remoción de cinco de estos altos funcionarios de sus respectivas agencias que han expuesto o andaban tras los malos pasos de su administración.

A comienzos de abril despidió a Michael Atkinson, el inspector general de los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos, quien alertó a los legisladores sobre la denuncia del informante que desencadenó los procedimientos para el juicio político o impeachment contra Trump.

También en abril se anunció que Mitch Behm dejaría de ser el inspector general actuante del Departamento de Transporte, y volvería a su cargo de subinspector. Behm figuraba como miembro del Comité de Responsabilidad de la Respuesta a la Pandemia (PRAC), que tiene la tarea de supervisar la aplicación de los paquetes de alivio del coronavirus de 2,4 billones de dólares aprobados por el Congreso en respuesta a la pandemia del coronavirus y compuesto por 20 inspectores.

Luego, el presidente Trump retiró del cargo al inspector general interino del Departamento de Defensa, Glenn Fine, quien presidia el Comité de Responsabilidad de Respuesta ante Pandemias encargado de supervisar los 2 billones de dólares en fondos de emergencia por el coronavirus. Trump cuestionó repetidamente los motivos detrás de una investigación en profundidad por parte del inspector general de Salud y Servicios Humanos sobre la escasez de suministros que afecta la respuesta al coronavirus.

El 1 de mayo, le tocó el turno a Christi Grimm, subinspectora general principal del Departamento de Salud y Servicios Humanos, actuante como inspectora general desde enero de 2020, una funcionaria de larga data y experiencia en esa oficina donde comenzó a laborar desde 1999. Grimm había publicado un informe en el que se detallaba la «grave» escasez de pruebas y suministros en los hospitales que respondían a la pandemia del coronavirus, dificultad seria para mantener niveles adecuados de personal y ampliar la capacidad hospitalaria de un país que a esta altura tiene ya más de cien mil fallecidos y el número de casos de la Covid-19 supera 1 600 000.

Y a mediados de mayo, cayó por su peso, el inspector general del Departamento de Estado, Steve Linick, quien investigaba acusaciones según las cuales el secretario de Estado Mike Pompeo abusó de los servicios de una persona nombrada por el poder político, al solicitarle que realizara tareas personales para él y su esposa; pero en realidad Linick estaba por concluir una investigación sobre la controversial venta rápida de armas a Arabia Saudita el año pasado. El propio Pompeo recomendó la destitución del inspector y eligió personalmente a su sustituto.

El mejor chiste viene ahora. El 9 de diciembre de 2019, Día Internacional contra la Corrupción, el Departamento de Estado de Estados Unidos que dirige Pompeo  expresó en un comunicado: « La corrupción permite y sostiene a los líderes autocráticos, debilita la fe en los sistemas democráticos, crea oportunidades para que los actores depredadores se aprovechen de nuestros socios. También crea crisis políticas y desafíos de gobernanza que ponen en peligro nuestra seguridad nacional». ¿Entonces, de que se trata?

Si alguien piensa que todo lo dicho es pura fantasía, recordemos la respuesta casi insólita que dio la Speaker demócrata de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi tras el tercer discurso presidencial del Estado de la Unión de Donald Trump en enero pasado: rompió la copia del documento, un simbólico gesto que puede verse también como el despedazo de la «democracia» Made in USA, por eso no pocos en Estados Unidos, desesperadamente quisieran que tuviera reflejo en las urnas esta decisión: No pueden permitirse cuatro años más de trumpismo.

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