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Universidad de Nueva York retiene diploma a estudiante por condenar genocidio en Gaza

En un nuevo acto de represión contra el activismo pro-Palestina en los campus estadounidenses, la Universidad de Nueva York (NYU) decidió retener el diploma del estudiante Logan Rozos

Autor:

Juana Carrasco Martín

Nueva York, mayo 19.— En el último ejemplo de la creciente represión contra el activismo en solidaridad con Palestina en los campus estadounidenses, la Universidad de Nueva York (NYU) retuvo el diploma del orador estudiantil Logan Rozos, después de que este utilizara su discurso de graduación para denunciar el genocidio israelí en Gaza y la complicidad de Estados Unidos.

Rozos, graduado de la Escuela Gallatin de Estudios Individualizados de NYU, dijo a sus compañeros el miércoles: «Lo único apropiado en este momento y ante un grupo tan grande es reconocer las atrocidades que ocurren actualmente en Palestina»-

En su discurso, Rozos condenó el genocidio «apoyado política y militarmente por Estados Unidos, financiado con nuestros impuestos y transmitido en directo a nuestros teléfonos durante los últimos 18 meses».

Añadió: «No pretendo hablar solo de mi propia postura política hoy, sino hablar en nombre de todas las personas con conciencia y de todos aquellos que sienten el daño moral de esta atrocidad». Las declaraciones de Razos fueron recibidas con un amplio aplauso por parte de los estudiantes.

 La Universidad de Nueva York (NYU) respondió rápidamente emitiendo un comunicado denunciando a Rozos, acusándolo de violar las normas universitarias y anunciando que retendría su diploma en espera de medidas disciplinarias. La universidad también eliminó el perfil estudiantil de Rozos de su sitio web, lo que aumentó la preocupación por posibles represalias institucionales.

Este incidente se produce en medio de una represión más amplia contra la libertad de expresión y el activismo propalestino en las universidades estadounidenses. La NYU, al igual que muchas instituciones de élite, ha adoptado la controvertida definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), que confunde la oposición política al sionismo y a la violencia colonial de Israel con el odio antijudío, dijo la publicación Middle East Eye.

Los críticos, incluyendo académicos de derechos humanos y grupos judíos, advierten que estas medidas se están utilizando como arma para reprimir la defensa palestina y silenciar las voces disidentes.

 El discurso de Rozos y la reacción de la Universidad de Nueva York (NYU) siguen un patrón de represión en la universidad. Durante el último año, la administración de la NYU ha llamado a la policía para dispersar campamentos pacíficos y ha arrestado a decenas de estudiantes y profesores que protestaban contra la guerra de Israel en Gaza.

La universidad también ha actualizado sus directrices de conducta para clasificar términos como «sionista» como discriminatorios, borrando explícitamente la distinción entre antisionismo y antisemitismo.

En marzo pasado, envió una carta a 60 universidades, indicando que podría emprender acciones legales si una revisión determinaba que las instituciones no habían logrado frenar lo que denominó antisemitismo, pero que los activistas han señalado como protestas contra el genocidio.

En diciembre de 2024, la NYU declaró a dos profesores titulares, Andrew Ross y Sonya Posmentier, «persona non grata» tras unirse a una sentada para exigir que la universidad desinvirtiera en empresas que se benefician de los crímenes de guerra de Israel en Gaza.

Meses después, la NYU canceló una charla de la expresidenta de Médicos Sin Fronteras, la Dra. Joanne Liu, por considerar sus diapositivas sobre las víctimas civiles en Gaza potencialmente «antisemitas».

Defensores de derechos humanos y organizaciones de libertad académica han condenado estas acciones, advirtiendo que universidades como la Universidad de Nueva York (NYU) están sacrificando los principios fundamentales de la libertad de expresión y la independencia académica bajo la presión de donantes proisraelíes, figuras políticas y grupos de presión.

El discurso de Rozos, que calificó la guerra de Israel contra Gaza como un genocidio y fue transmitido en vivo, coincide con las advertencias de académicos, expertos legales y organismos internacionales especializados en genocidio, quienes afirman que las acciones de Israel cumplen con la definición legal de genocidio.

A pesar de esto, Rozos ahora enfrenta represalias institucionales por expresar lo que muchos defensores de derechos humanos consideran una verdad moral urgente.

En abril el gobierno de Trump ha congelado más de mil millones de dólares en fondos para la Universidad de Cornell y 790 millones de dólares para la Universidad Northwestern mientras investigaba a ambas instituciones por violaciones de derechos civiles, según publicó entonces Reuters de acuerdo a un funcionario estadounidense.

Los fondos suspendidos incluían principalmente subvenciones y contratos con los departamentos federales de salud, educación, agricultura y defensa, añadió el funcionario, que habló bajo condición de anonimato.

Anteriormente, el gobierno estadounidense anunció la revisión de 9 mil millones de dólares en subvenciones y contratos federales a la Universidad de Harvard y, desde entonces, ha enumerado las condiciones que debe cumplir para recibir fondos federales, presión a la que esa institución no ha cedido hasta el momento.

También fueron congeladas decenas de becas de investigación a la Universidad de Princenton, y 400 millones de dólares en fondos para la Universidad de Columbia, epicentro de las protestas durante el año 2024, y esta centro aceptó exigencias de la administración Trump para las negociaciones sobre el restablecimiento de la financiación.

Agentes federales han estado deteniendo a estudiantes extranjeros desde entonces en diferentes predios universitarios para ser deportados a pesar de su estatus legal en Estados Unidos y les ha revocado las visas a varios cientos de estudiantes extranjeros por su defensa del pueblo palestino.

 Defensores de derechos humanos también han expresado su preocupación por la islamofobia y el sesgo antiárabe durante la guerra entre Israel y Gaza, pero la administración Trump no ha anunciado medidas en respuesta en esos casos evidentes de violación de los derechos humanos.

En marzo pasado, envió una carta a 60 universidades, indicando que podría emprender acciones legales si una revisión determinaba que las instituciones no habían logrado frenar lo que denominó antisemitismo, pero que los activistas han señalado como protestas contra el genocidio.

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