Pablo Catatumbo. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:33 pm
Tras más de 30 días de receso para estudios y consultas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno colombiano, se sentaron este martes a la mesa de diálogo con el propósito de llegar finalmente a un acuerdo en torno al primer punto de la agenda: el tema agrario, y con la intención de mostrar resultados en el camino a la paz.
Al inicio de este ciclo ambas delegaciones emitieron declaraciones donde coincidieron en la necesidad de lograr pacíficamente la reconciliación nacional, como única salida a más de medio siglo de conflicto armado en Colombia.
El jefe del equipo negociador gubernamental, Humberto de la Calle, afirmó que llegan esta vez a La Habana con las instrucciones del jefe de Estado, Juan Manuel Santos, de obtener resultados, aunque reconoció que «esta no será una paz a cualquier costo».
Mostró también su esperanza de que a la parte insurgente los «anime el propósito de construir acuerdos en el tema agrario para poder pasar al siguiente punto de la agenda» —pactada por ambos actores en agosto de 2012— sobre la participación política de las FARC-EP.
Para reforzar las discusiones relativas a este siguiente ítem, se realizará entre los días 28 y 30 de abril próximos en Bogotá un foro que reunirá a alrededor de 1 200 personas y cuya idea central —apuntó De la Calle— es brindar renovadas garantías para promover la participación política y ciudadana.
Este será el segundo encuentro de este tipo que se realice desde la instalación del diálogo de paz, en noviembre pasado. En el anterior, desarrollado en diciembre de 2012, se recogieron más de 400 propuestas de 522 organizaciones y 18 sectores sobre la política de desarrollo agrario integral, las que enriquecieron las deliberaciones en la mesa de conversaciones en torno a este punto.
La delegación guerrillera se vio, en el primer día de este octavo ciclo, fortalecida por varios integrantes del Secretariado Nacional de las FARC-EP, encabezados por el Comandante Pablo Catatumbo, los cuales llegaron a La Habana durante los primeros días de abril para nutrir las negociaciones.
El representante guerrillero Iván Márquez se refirió al nuevo grupo como «un poderoso refuerzo» para la delegación que está indicándole al país su inmensa voluntad de paz.
En sus primeras palabras a la prensa nacional y extranjera que cada mañana espera la llegada de las delegaciones al Palacio de Convenciones de La Habana, sede de las pláticas, Catatumbo calificó el logro de una paz democrática, con dignidad y justicia social, como la más importante reivindicación que puede hacérsele al pueblo colombiano en su historia, y reclamó la mayor participación de toda la sociedad en este esfuerzo.
Respecto al engrosamiento de la parte insurgente en el diálogo de La Habana, De la Calle manifestó en su declaración que el Gobierno colombiano «facilitó» fortalecer el equipo de las FARC-EP como «un voto de confianza en el proceso», lo que se debe traducir en el alcance final de un acuerdo para el tópico primero y «dar así la señal que los colombianos esperan».
Ambos delegaciones expresaron su conformidad con la marcha protagonizada por todo el pueblo colombiano el pasado nueve de abril y con la realización, el fin de semana último en Bogotá, del Congreso por la Paz. Los dos eventos no fueron más que la expresión pública de un pueblo pidiendo que la paz se convierta en hechos reales, dijeron las partes.
El Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP tienen pendiente discutir otros asuntos como el fin del conflicto armado, la solución al problema de las drogas ilícitas, los derechos de las víctimas y los mecanismos de verificación y refrendación de lo pactado en la mesa.