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La información no es poder; la información es revolución

Esta será en Venezuela una semana de análisis y acciones para recordar el abril de 2002, cuando el golpe de Estado de la derecha y EE.UU. fue derrotado en menos de 48 horas. Comunicadores del continente y el mundo en taller La revolución no será censurada

 

Autor:

René Tamayo León

CARACAS.— Primero promovieron el golpe: manipulando la información, enardeciendo y encegueciendo a las clases no chavistas; luego silenciaron el zarpazo y su barbarie: para intentar —en vano— desconcertar a las grandes mayorías y desorientar a las decenas de miles de militares patriotas.

Su misión era evitar que se coparan las calles, y se irguieran los cuarteles para restaurar el hilo constitucional y el curso histórico de una revolución única y un líder excepcional con una vida marcada por grandes dificultades y salidas heroicas.

Los grandes medios privados, que controlaban alrededor del 90 por ciento del sistema de comunicación masiva en Venezuela a inicios de siglo —y durante todo el anterior—, fueron, quizá, el instrumento que debía marcar la melodía del golpe de Estado fascista que entre el 11 y la mañana del día 13 de abril de 2002 dejó centenares de muertos y heridos.

Manipulación, censura y sesgo —tres patas de una misma mesa—fue el herramental escogido por el mass media system —debe ser en inglés, solo puede ser en inglés si se quiere entender lo que pasó— para «impulsar y dirigir» el golpe de Estado contra la Revolución Bolivariana y el presidente Hugo Chávez Frías.

Andrés Izarra, ministro de Información del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, caracteriza la irrupción castrense de entonces así: «nunca antes se había dado un golpe mediático en el mundo, es decir, fue un golpe real: articulado, impulsado y dirigido por los medios de comunicación privados».

De eso hace diez años. Una década después, en Venezuela, durante ayer y toda esta semana, jornadas de análisis y acciones multitudinarias recordarán aquella semana de abril de 2002, cuando el golpe de estado de la derecha y EE.UU. fue derrotado, sin llegar a sellar sus objetivos, en unas 48 horas.

Izarra estuvo entre los oradores inaugurales del coloquio La revolución no será censurada, donde se dan cita comunicadores de medios tradicionales, alternativos y digitales para evaluar los acontecimientos de entonces.

También está en agenda estudiar y articular el papel que les corresponde —desde la revolución— a los medios clásicos y en internet, a los activistas de las redes sociales, y a cualquier otro esquema de comunicación popular —incluyendo el voz a voz— para mantener en todo momento y circunstancia el imprescindible flujo de información e intercambios en defensa de las revoluciones nacionales, continentales y mundial.

«La información no es poder; la información es revolución», pudiera alguien escribir en una pared virgen del recién restaurado y siempre hermoso Teatro Municipal de Caracas, donde por estos días tienen cobija representantes de los comunicadores revolucionarios de aquí, el continente y el mundo.

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