Crisis europea. Autor: Getty Images Publicado: 21/09/2017 | 05:15 pm
España vive una de las crisis más profundas con más de cinco millones de parados creados por el salvaje modelo neoliberal impuesto desde el régimen de José María Aznar, que creó condiciones para generar ganancias, sin importarle que la voracidad destruyera la sociedad.
Los bancos crearon la mayor especulación en el sector inmobiliario, algo parecido a lo ocurrido en Estados Unidos, donde la burbuja en ese sector creció con la cantidad de préstamos hipotecarios otorgados a personas que no podían con sus deudas. Esta expansión crediticia fue orquestada por los bancos centrales, que prefirieron especular en lugar de invertir productivamente… Hasta que les reventó la economía mundial, afectando al 99 por ciento de las personas mientras el uno por ciento sigue haciéndose más rico gracias a la profundidad de la crisis.
Ante la debacle de la economía —incrementada a lo largo del Gobierno de José L. Rodríguez Zapatero, a quien están cobrando las facturas por carecer de una propuesta concreta para solucionarla— España va a elecciones adelantadas. Y el PSOE no tuvo la capacidad para hallar salidas, difíciles de aceptar en medio de los acuerdos establecidos por la Eurozona, que en conjunto se encuentra en recesión desde 2008.
En el clima electoral español, un solo debate cara a cara realizaron los candidatos a la presidencia: Alfredo Pérez Rubalcaba, por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y Mariano Rajoy, por el Partido Popular (PP). Doce millones de personas estuvieron atentas a las propuestas de los aspirantes, transmitidas por un canal privado en vez de hacerlo mediante el sistema de medios públicos de Radio y Televisión Española (RTVes).
Rubalcaba tenía perdido el debate de antemano. Se enfrentaba al rechazo y desánimo de los votantes, quienes en tiempo de crisis vislumbran a la derecha como posible solución. A pesar de las circunstancias adversas, realizó una serie de propuestas, mientras el candidato de la derecha, Mariano Rajoy, consultaba sus notas más de 500 veces. Los más fuertes cuestionamientos indagaban cómo la derecha piensa resolver la crisis económica. Rajoy, con un guión establecido, evadió dar respuesta al asunto de los recortes a los fondos del seguro del desempleo, o el apoyo con fondos públicos a los bancos que tienen activos tóxicos, como el caso de FOBAPROA, donde los mexicanos seguimos pagando.
El programa de la derecha española se resume en «generar confianza y crédito». Pero no dicen a qué costo, ni quién pagara los abusos de los bancos. Controlarán el gasto público, con tremendos recortes al sistema de salud, educación, seguridad social. Es todo.
Rubalcaba, por su lado, propuso un impuesto a las grandes fortunas y a los bancos por sus operaciones como lo hacen Reino Unido, Austria, Francia…
No hay dudas de que en lo económico, el candidato socialista llevó las mejores proposiciones, pero es tal vez por el descontento del pueblo español que la derecha tiene asegurado el voto duro de su partido, cuyos miembros forman parte de los más de cinco millones de desempleados. Los analistas comentaron que los temas no se profundizaron, de modo que el debate más pareció un bien montado talk-show de enfrentamiento.
Islandia, ejemplar
La crisis de la Eurozona alcanzó hasta los países más poderosos, se profundizó en Irlanda e Islandia, y en fechas recientes, en Grecia e Italia. Pero fue el pueblo islandés quién planteó una solución que debe servir como ejemplo. Lograron la renuncia de todo el Gobierno: primer ministro y clase política. Decidieron en referendo no pagar la deuda contraída por su sector financiero con bancos de Gran Bretaña y Holanda; nacionalizaron los bancos; crearon una asamblea popular lejana a de los partidos políticos; reescribieron su Constitución; y ordenaron encarcelar a los culpables de los malos manejos de la economía.
La cantante islandesa Björk, comenta al respecto: «Estuvieron a punto de vender la isla. Llegó el momento de la crisis en que las personas perdieron sus empleos, sus pensiones, sus casas; fue tanto el cinismo de la clase en el poder. Pero algunos están cumpliendo condena; no solo pagarán los banqueros, sino también los políticos. Espero que principalmente los de derecha, quienes lubricaron bien el sistema para que lucraran salvajemente unos pocos, y convertirnos de nuevo en un país del Tercer Mundo. La culpa fue esa conjunción intergeneracional entre los vejestorios de la banca, señores de 70 u 80 años fascinados con el neoliberalismo y la desregulación, y los niñatos de 20 y 30 que trabajaban en firmas de capital riesgo».
Grecia e Italia
Grecia no pudo salir de la crisis financiera provocada por la deuda contraída con bancos que tuvieron gran culpa porque se excedieron en prestar sin saber la capacidad de pago. Esto ha desencadenado el descontento del pueblo en las calles ante los recortes al gasto público, pérdida de beneficios sociales, y cancelación de puestos públicos.
Desde el exterior se comentaba que los griegos no pagaban impuestos, se jubilaban a los 50 años, se comportaban como una «sociedad vaga». Pero el pueblo no fue el culpable, sino su clase política, económica, financiera, al grado que su primer ministro Giorgos Papandreu dimitió ante la rebatiña de sus políticos por tomar el poder.
Italia, por otro lado, tiene una deuda que alcanza la cifra de nueve billones de euros (2,6 billones de dólares): una enorme carga para que Europa intervenga. Italia es la quinta economía del mundo, con una clase dirigente en manos de personajes de la talla de Silvio Berlusconi, un bufón internacional afamado por sus fiestas-orgías, tratos con artistas a cambio de favores en sus poderosos medios de comunicación, o relaciones como el conocido caso de la joven «Ruby». Se salvó varias veces de renunciar, y se regocijaba de su poder con jactancia. Ahora todos los italianos pagarán el costo de la deuda creada por los engendros de sus políticos. Los inversionistas del bono del Tesoro italiano lo han hecho dimitir, ante la enorme prima de riesgo acumulada.
Es necesario solucionar la crisis de la Eurozona, que representa el 30 por ciento del comercio mundial, y por tanto puede retrasar la recuperación de la economía global. Se deben tomar medidas contra su clase parasitaria —financieros, políticos…— y poner freno a los Berlusconi.
Mientras, los que llevan el peso de los débitos sobre sus hombros están en manos de la ministra alemana Ángela Merkel y del francés Nicolás Sarkozy —con el riesgo de una década perdida anunciada por la directora del Fondo Monetario Internacional, Cristina Lagarde… O tendrán que castigar a los culpables, como en Islandia, porque la impunidad de la clase del poder ha creado mayor inmunidad.
* Licenciado en Economía, y profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Mérida, México.