El doctor Nelson Otaño Díaz, «cenaguero 100 por ciento» le repasa conocimientos a los bolivianos Doly Antelo Portales y Filiberto Urquidi. Autor: Ismael Batista Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
CARACAS.— Los principios estuvieron expuestos desde su inicio: formar médicos en el mismo escenario de su ejecución profesional, vinculados a la comunidad, a su barrio o lugar de procedencia para servirlo, en un ejercicio basado en la solidaridad y el humanismo. Eso ha sido en estos cinco primeros años de su existencia el Programa Nacional de Formación en Medicina Integral Comunitaria, donde están incorporados 24 962 estudiantes con una cobertura de toda la geografía venezolana, y que abarca también a otros países latinoamericanos y africanos.
El escenario de aprendizaje y adquisición de experiencias está en la Misión Barrio Adentro I, en los consultorios populares y Centros de Diagnóstico Integral, junto a sus profesores, médicos cubanos que cumplen misión en Venezuela, y que les transmiten conocimiento y práctica, además de importantes valores éticos.
Más de 8 000 concluirán este año sus estudios profesionales en esa universidad sui géneris que los prepara mucho mejor, como no pocos nos han reconocido cuando hemos hablado con ellos, lo mismo en el estado de Amazonas que en Caracas, en Yaracuy, Aragua, Barinas o Apure… No hay rincón venezolano que no cuente con estos jóvenes y confíe en sus crecientes capacidades.
Ellos son seguidores del Batallón 51, los primeros médicos venezolanos graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en Cuba, quienes ya han rebasado aquella cifra inicial que les dio nombre y por más de 700 cumplen servicio con ese alto concepto del deber.
Pero se necesitaba ampliar mucho más el diapasón para responder a una enorme deuda social y un derecho que la Constitución Bolivariana refrendó: lograr salud para todos, llegar en especial a los que siempre estuvieron excluidos de ese beneficio. Así, de consuno con la Misión Médica cubana que desde el año 2003 se estableció por el Convenio Integral Cuba-Venezuela, se abrieron aquí las aulas en el año 2006.
En el Área de Salud Integral Comunitaria (ASIC) de Cruz Paredes, en el estado Barinas, específicamente en el CDI Dr. Daniel Camejo, encontramos al coordinador de ese centro médico, al doctor Nelson Otaño Díaz, quien parece mucho más joven que los 29 años que ya tiene cumplidos y lleva tres de ellos en este territorio llanero.
Nacido en Pálpite, el poblado de la Ciénaga de Zapata que fue uno de los escenarios de los gloriosos combates de Girón, donde fueron derrotados hace 50 años los mercenarios organizados, entrenados y armados por la CIA estadounidense para invadir a Cuba, Nelson tiene suficientes conocimientos y prestigio para que dos de los muchachos que estudian Medicina Integral Comunitaria le escuchen con atención y aprecien sus clases.
En este caso, son beneficiarios de una solidaridad multiplicada, porque Doly Antelo Portales es nacida en El Beni, Bolivia, y Filiberto Urquidi procede de Cochabamba, también boliviano. Profesores cubanos y la generosa beca de Venezuela les ha permitido a estos humildes muchachos estar ya en el 4to. Año de la carrera, que cursan en el municipio Cruz Paredes. Su agradecimiento, por tanto, es doble, y así lo hicieron saber. También en ellos está «el compromiso de ir a nuestro origen para brindar salud a nuestro pueblo cuando terminemos aquí los estudios que —acotan—, son de muy alta calidad profesional».
De igual forma nos hablaron aquellos jóvenes africanos que conocimos en el año 2009 durante el encuentro África-América Latina y que estudiaban en la Escuela Latinoamericana de Medicina, (ELAM) ubicada en Fila de Mariches, estado Miranda, donde además de estudiantes de este continente se cuenta en sus aulas con los que han llegado a Venezuela desde 20 países africanos. Es otro de los resultados de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Carlos Ramírez, coordinador del programa de formación médica en los Altos Mirandinos, al sur de Caracas, apuntaba al diario CCS (Ciudad Caracas) que se ha roto con la enseñanza tradicional universitaria venezolana, porque esta es una formación integral de los estudiantes de la carrera. «El médico integral comunitario está capacitado para atender a los pacientes desde una perspectiva humana, y no solo médica. Cuando se produce una fiebre, por ejemplo, el médico tiene el deber de evaluar también a esa familia», explica.
Y enfatiza que el médico integral comunitario está capacitado para asistir a personas con dolencias que requieren de un nivel de atención primario, determinante porque recuerda que 80 por ciento de las patologías que se atienden en los centros de salud del mundo corresponden a afecciones que requieren de ese nivel de atención.
Y en las agendas que hemos ido acumulando a lo largo y ancho de Venezuela, en las que abundan las notas tomadas con los estudiantes de Medicina, están aquellas con cuatro muchachos que esperaban ansiosos en Puerto Ayachucho, la capital del estado de Amazonas, estar entre los escogidos para acudir en ayuda del hermano pueblo haitiano, asolado por el terremoto del 12 de enero. Todos cursaban el 5to. Año: Kelys Bitriaga, del vecino estado de Bolívar, también de la región amazónica venezolana; César Fernández, nacido en El Meta, en la limítrofe Colombia; Yoraima Díaz, originaria de Puerto La Cruz, estado Anzoátegui; y el lugañero José Pulido, de Puerto Ayacucho.
«La experiencia de estos cinco años de estudio y de práctica constante nos dan la razón para sentirnos seguros de que podemos colaborar. Porque desde el premédico vamos a los consultorios. Estamos viendo las enfermedades y hemos tenido como profesores a los experimentados, humanos y solidarios médicos cubanos», dijeron entonces.
Seis años de carrera y 14 084 horas presenciales y prácticas, avalarán a cada graduado de este Programa, de este aprendizaje tutelar de una nueva forma de hacer Medicina, de este eslabón fundamental de una política y una estrategia de salud para dar respuesta oportuna y sabia a las necesidades de todo un pueblo: llevarles salud con equidad.
Y aquí, en esa preparación de la reserva y relevo de Barrio Adentro, nuevamente «cubanos y venezolanos hacen historia agarrados de las manos», como dijo en una reunión conjunta de análisis la ministra del ramo, Dra. Eugenia Sader.