Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, manifestó este lunes que el golpe de Estado en Honduras y el establecimiento de bases militares en Colombia son muestras de que el gobierno norteamericano no ha cambiado sus relaciones con América Latina, a pesar de que fue una de las promesas que hizo Barack Obama cuando competía por la silla presidencial de Estados Unidos.
Washington mantiene una política inamovible, dijo en La Habana el mandatario centroamericano durante clausura de la VIII Cumbre del ALBA, al explicar que como mismo sucedió en Venezuela en 2002, el imperio se lanzó contra Honduras cuando el gobierno de Manuel Zelaya, elegido bajo el modelo de la democracia burguesa, intentó desarrollar un programa de justicia y de solidaridad con los pueblos hermanos.
Entonces, cuando el golpe de Estado en Venezuela, estaba Bush, pero ahora está Obama, y el golpe fue en Honduras, dijo Ortega, quien también criticó la instalación de bases militares en la región, y denunció las recientes declaraciones de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, respecto a lo que esta considera un coqueteo de algunos países latinoamericanos con Irán, en momentos en que la región busca construir su propio camino.
Ante las amenazas que ha lanzado EE.UU. contra Managua, La Paz y Caracas, el presidente nicaragüense destacó que no se les puede tildar de terroristas ni desestabilizadores, pues ninguno de estos países han venido a esta Cumbre a trazar políticas de guerra ni a apostar por mantener la explotación de los pueblos y su empobrecimiento.
Nadie puede acusar al ALBA de haber agredido a país alguno. De lo que sí se nos puede acusar, como a Cuba, es de ser solidarios, dijo Ortega, quien destacó que históricamente EE.UU. sí ha mantenido ese tipo de políticas, que se evidencian con las invasiones a Granada y Panamá, así como con el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra el pueblo cubano.
También condenó la política de doble rasero que mantiene Washington al mantener en cárceles federales a Ramón Labañino, René González, Gerardo Hernández, Fernando González y Antonio Guerrero, quienes protegían a Cuba de las acciones terroristas organizadas por grupos mafiosos radicados en el sur de la Florida, mientras verdaderos criminales como Luis Posada Carriles residen en paz en Miami.
«Terrorismo es imponerle al mundo un modelo económico comercial de desarrollo que privilegia a unos pocos y empobrece a las grandes mayorías; terrorismo es ese sistema que en su afán de enriquecimiento rápido ha envenenado al planeta, y se aferra a sus políticas y se niega a cumplir con lo acordado en el Protocolo de Kyoto. ¡Qué mayor terrorismo que poner en riesgo la supervivencia de la especie humana!», manifestó.