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«Descubrimiento» europeo de los desmanes de la CIA

Una resolución del Parlamento Europeo rechaza la tolerancia hacia los vuelos secretos, pero impunemente siguen enterrando a la verdad

Autor:

Juana Carrasco Martín

En vuelo camino a Guantánamo. Foto: Tomada de Artbell.com El mal del fariseísmo ataca a Europa: cuando se hizo público que la CIA de Estados Unidos había organizado vuelos secretos, para llevar de un lado a otro a sus prisioneros —supuestos sospechosos o soldados del terrorismo internacional—, muchos gobiernos del Viejo continente negaron tener relación alguna con esa remisión a la tortura, o quién sabe si a otro letal destino, de los detenidos bajo el procedimiento de rendición extraordinaria.

Solo recién ahora el Parlamento Europeo acaba de aprobar un informe que denuncia esos vuelos sobre el continente y las paradas hechas en no pocos aeropuertos de la civilizada región.

Por 382 votos a favor, 256 en contra y 74 abstenciones, la resolución de los europarlamentarios «condena el hecho que países europeos hayan renunciado al control de su propio espacio aéreo y sobre sus propios aeropuertos cerrando los ojos en relación a vuelos operados por la CIA», utilizados «para entregas extraordinarias o el transporte ilegal de detenidos».

Aunque, como se ve por ese resultado de votación, no son pocos los que quieren seguir mirando para otro lado, hacerse los ciegos ante la inmoralidad, y no reconocer que hubo casos como el del gobierno PP de José María Aznar que hasta contribuyó con sus policías a los interrogatorios de detenidos en la ilegal Base Naval de Guantánamo —querían averiguar sobre células en España, reveló el diario El País—, pero el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, y otros ministros del palanganero padecen de amnesia y aseguran «no conocer nada del asunto».

En cuanto a los vuelos, se trata de al menos 1 245 escalas y vuelos operados por la CIA y un número no determinado de transportes militares, con el mismo objetivo, realizados entre fines de 2001 y fines de 2005.

Pero prácticamente los gobiernos implicados en tan turbia e ilegal operación no reconocen su complicidad, ni permiten tampoco investigaciones independientes sobre el tema, así que la impunidad esconde bajo su manto a la verdad, porque la UE «necesita pruebas» para sancionar a cualquiera de sus miembros infractores.

Un total de 14 países de la UE han sido citados por el informe: Austria, Alemania, Bélgica, Chipre, Dinamarca, España, Gran Bretaña, Grecia, Italia, Irlanda, Polonia, Portugal, Rumania y Suecia, además de otros no miembros: Turquía, Bosnia, y la ex república yugoslava de Macedonia.

Todo queda entonces en el rechazo ético y ahí acaba la condena, aunque servicios secretos y autoridades gubernamentales europeas hubieran violado derechos humanos fundamentales haciéndole el juego a la CIA y a la administración de George W. Bush, una «omisión» que también se le critica al Alto Comisionado de la UE para la política exterior, el español Javier Solana.

La resolución de este miércoles sobre el maridaje de Europa con Estados Unidos coincide con la sentencia a más de ocho años de prisión contra David Passaro, un antiguo contratista de la CIA, que «voluntariamente» y en una base militar de Estados Unidos, dio más golpes de lo debido y abusó de Abu Wali, un joven campesino afgano, hecho prisionero por estar supuestamente involucrado en un ataque con rockets contra las fuerzas ocupantes de su país.

Los abogados de Passaro intentaron infructuosamente inculpar también a oficiales superiores de EE.UU. cuando quisieron probar que el apaleamiento a los «combatientes enemigos» estaba implícitamente autorizado al más alto nivel.

Claro que todos estos desmanes tenían y tienen la aprobación bushiana, que se ampara en la necesidad de «seguridad de la patria» y en su «lucha contra el terrorismo», para imponer un desafuero que unió a bases de la aviación civil y militares en Europa con el campo de concentración instaurado en Guantánamo.

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