Un militar de la Base Warner Robins en Georgia se identifica en un sitio web con esta foto frente a una svástica de hierro de la bandera nazi. Aunque el Pentágono declaró hace ya una década una política de «tolerancia cero» frente a los grupos de odio racial, las actuales circunstancias de dos guerras al unísono —Iraq y Afganistán— y una evidente cortedad en los niveles de reclutamiento, han hecho que extremistas, neonazis, miembros de organizaciones que abogan por la supremacía blanca y cabezas rapadas, estén enrolándose en las fuerzas armadas norteamericanas, según acaba de denunciar Southern Poverty Law Center (SPLC), una organización dedicada desde 1981 a rastrear las manifestaciones racistas en EE.UU.
El bárbaro atentado terrorista de Oklahoma City y el asesinato de una pareja negra por tres neonazis que integraban como paracaidistas la 82 División Aerotransportada, obligó en los años 90 al Departamento de Defensa a tomar la medida restrictiva, luego de las audiencias investigativas del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, donde se expuso que Timothy McVeigh, el autor de la explosión en el edificio federal, había reclutado a dos de sus cómplices cuando cumplían servicio militar.
Ahora, la situación cambia, y asegura SPLC que estos individuos y organizaciones están «infiltrando» las instituciones militares estadounidenses y su presencia pudiera estimarse en miles, según evidencian investigaciones y reportes, así como sitios web racistas y revistas de esa índole. En una de esas publicaciones digitales, Stormfront, se puede leer; «Hay otros además de ti en las fuerzas. Tú nunca estas solo»; y en un artículo de Resistance, revista de National Alliance, se le pide a los cabezas rapadas enrolarse en el Ejército, fundamentalmente en unidades de infantería ligera. La actividad de los reclutadores, les abren ahora de par en par las puertas del ejército.
«Hemos tenido en Bagdad graffiti de la Aryan Nations (Naciones Arias)», dijo uno de los investigadores del Pentágono, citado por SPLC, y «eso es un problema», añadió el oficial, identificado como Scott Barfield.
Richard Cohen, presidente de la institución denunciante, ha llamado al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, a poner en práctica la política de «cero tolerancia» frente a este resurgimiento y solicita una fuerza de tarea para estudiar la situación, recordando que en el libro The Turner Diaries (Los diarios de Turner), escrito por William Pierce, el fundador de la organización neo-nazi National Alliance, se aboga por que sus seguidores se enrolen en el ejército para obtener entrenamiento con vistas a una guerra racial, y esa fue la novela inspiradora de McVeigh.
El SPLC identificó a Steven Barry, un ex oficial de las Fuerzas Especiales, como autor de un artículo en Resistance, donde dice: «como soldado profesional, mi meta es llenar las filas del ejército de Estados Unidos con cabezas rapadas», como guerreros de la hermandad aria, y añade: «La infantería ligera es la rama a escoger, porque viene una guerra de razas y la limpieza étnica que seguirá se parecerá mucho a una guerra de infantería»...«Será casa por casa, vecindario por vecindario, hasta que tu pueblo o ciudad estén limpios y las razas foráneas sean llevadas al campo donde podrán ser cazados y “purificados”».
Con razón, en su carta a Rumsfeld, el dirigente de SPLC afirma que los supremacistas blancos que militan hoy en las fuerzas armadas serán mañana los terroristas domésticos con el mejor de los entrenamientos en uso de armas, tácticas de combate y explosivos.
Por asociación de ideas, ahora mismo hay un terrorista que está aduciendo los servicios prestados como militar en Vietnam y como agente de la CIA en las Américas —especialmente contra el pueblo cubano—, para ser acogido con los brazos abiertos en los Estados Unidos de Bush. A lo mejor Luis Posada Carriles trata de enrolarse también en la infantería y brinda su experiencia en Iraq o en Afganistán.