Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Dina Dolinsky

Dina, para muchos, era una persona complicada porque gustaba de la disciplina, la justicia social, la ética, la profesionalidad y las buenas costumbres

Autor:

JAPE

Hoy invito a Los Regañones a una señora inolvidable, que conocí en los avatares del Instituto Cubano del Libro y los eventos culturales de finales del pasado siglo. Un día me habló de un libro que había impreso en Argentina y que contenía algunas historias y crónicas con cierta visión humorística donde hablaba de sus experiencias vividas en Cuba, desde la ficción y la realidad.

Quedamos en vernos en dedeté, en la redacción de Juventud Rebelde, y allá me llevó un pequeño volumen titulado Entre mates y mojitos, y me dijo que si alguno de sus textos me gustaba, podía publicarlo.

Fue el comienzo de una valiosa amistad. Dina, para muchos, era una persona complicada porque gustaba de la disciplina, la justicia social, la ética, la profesionalidad y las buenas costumbres… también disfrutaba conversar, contar anécdotas y dar consejos. Era muy sincera y tajante y si algo o alguien no le gustaba, lo decía sin rodeos.

Sus textos todos me gustaron, y publiqué muchos de ellos en el dedeté. En JR hizo muchos amigos al punto de que se alistó para un viaje que haríamos los jóvenes del periódico al Pico Turquino. No lo voy a negar, tuvimos nuestras reservas porque ya Dina peinaba canas, y aunque era muy dinámica y dispuesta, nos preocupaba el esfuerzo que requería tamaña empresa. Antes de que pudiera argumentarle alguna objeción me dijo tajante y evidentemente resuelta a no cejar en su decisión: «Soy doctora, les puedo ser muy útil».

Dina se fundió como una joven más a la caravana. Participó en todo y realmente sus conocimientos de medicina fueron útiles en algunos contratiempos que por lo general suceden cuando ascendemos al punto más alto de la Isla. Más allá de su atención médica, conocimos a una mujer fascinante, llena de vivencias e historias atractivas y de una profunda filosofía de la vida, que también pude descubrir en las historias acunadas en aquel volumen. Textos que encontraron mucha aceptación en nuestra columna dominical y en los suplementos.

Pocos podían creer que su autora era argentina. Cierto que llevaba muchos años viviendo en Cuba, pero había captado nuestra realidad con todas sus aristas folclóricas y de necesidades económicas. Reflejó como pocos, con humor y de manera objetiva, aquella dura década de los 90. También captó en su esencia total eso que llamamos «el cubaneo», sin caer en clichés ni estereotipos. La presencia de sus prosas en nuestras páginas fue un regalo y una muestra de cómo narrar lo más difícil, lo cotidiano, desde una crónica periodística llena de buena literatura y humor.

Como ya es costumbre, les dejaré algunos datos de esta gran amiga, y ojalá puedan encontrar este libro, o sus textos publicados en dedeté, que engrandecieron por momentos nuestra prensa.

Dina Dolinsky, (1929-2015) nació en Santa Fe, Argentina. Médica diplomada en la Universidad del Litoral, fue también poeta, escritora y siquiatra. Gran parte de su infancia la vivió en Moisés Ville, la primera colonia judía de su país. Residió en Chile, México, Brasil, Francia y Argelia. Desde la década del 60 se instaló en Cuba hasta su último adiós.

Colaboró con crónicas y reportajes en revistas y periódicos de habla castellana. En enero de 1996 publicó en Argentina un primer volumen de relatos breves y humorísticos titulados Entre mates y mojitos. Fue publicado en Cuba, en 2003, por Ediciones Extramuros, de Ciudad de La Habana.

Entre otros tópicos, su obra se destaca por abordar cómo fue la llegada de inmigrantes judíos a la Argentina a finales del siglo XIX y comienzos del XX, su asentamiento, sus modos de trabajar la tierra, de habitar, de socializar, de construir identidades, de vivir.

Cultivó además la poesía con intensidad y entrega. Sobre su paso por la vida desde la literatura, en ocasión de presentar su primer libro de poesía, Rincones, comentó: «El uso de la palabra fue mi capital como siquiatra. El humor me ayudó a bien envejecer. En este libro me ronda la poesía, y doy gracias a la vida, que me ha permitido completar el círculo».

Lo que resuelve la guagua

Desde que olfateó que su marido la engañaba había estado saboreando su rabia. Buscó el revólver, pero no sabía tirar. Pensó en echarle algún veneno en la comida, pero luego saldría en la autopsia. La cosa no era de acabar en la cárcel, sino de cobrársela.

Entre el encono y la desesperación jugueteó con el suicidio.

En las noches de insomnio repasaba su venganza, pero de ahí no progresaba. Empezó a atragantársele la comida, a ponerse flaca y fea.

Pensó en consultar a un babalao, por ahí le hacía un trabajo para que se le quedara dormido.

Estaba cada día más cabizbaja y pensativa. Comenzó a meterse en el mar, para ver si de una vez se decidía: ¡pero nadaba tan bien!

En eso estaba cuando un día sola y entristecida subió toda empapada a la guagua y allí, al lado de la puerta, se quedó parada.

Entre empujón y empujón, un mulato fuerte la sujetaba. Ella no le miró la cara, pero le vio los bíceps y el tórax de atleta. Cuando llegó a su esquina, tuvo ganas de seguir de largo, pero la buena crianza y las costumbres la hicieron bajar.

Para suerte, el mulato bajó tras ella.

Adán, dedeté, tercera generación

Adán Iglesias Toledo. Licenciado en Educación Plástica en el ISPE José Varona. Trabajó como Profesor de Educación Artística. Sus caricaturas se han publicado en Tribuna de La Habana, Palante, dedeté y otras publicaciones nacionales y extranjeras. Es dibujante editorial del periódico Juventud Rebelde y director del suplemento de humor gráfico dedeté. Desde enero de 2009 dirige la sección de humor gráfico de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Ha impartido un número importante de conferencias,  talleres e intervenciones en México, Argentina, La Habana, Francia , Grecia y Puerto Rico.

Dina Dolinsky, del libro Entre mates y mojitosimpreso en Edipen / Chaco, Argentina,1996.

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