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¿Swing al aire?

La reacción en los últimos dos juegos no bastó para avanzar a la superronda

Autor:

Norland Rosendo

Con dos éxitos en cinco salidas al campo de juego, Cuba estuvo respirando hasta última hora en la fase preliminar del Mundial sub-23. Si no había muerto antes fue por la rivalidad en su grupo, que terminó con un quíntuple empate.

Solo Corea del Sur, invicto (5-0), estuvo fuera del susto de la calculadora cuando se sacaron las cuentas del TQB, sistema de desempate que benefició a México y Australia, curiosa y tristemente las dos víctimas de los cubanos.

Una vez más el paupérrimo ataque significó la causa fundamental del comportamiento del equipo, incluso en las jornadas exitosas. Su línea ofensiva (AVE/OBP/SLU) .184/.304/.228 fue de las peores entre los 12 contendientes.

Y junto a esos números madero en mano, volvieron a asomar deficiencias en la ejecución de los fundamentos de juego, como el doble robo demorado que costó la derrota ante Países Bajos. Los pequeños detalles que en nuestras series nacionales son muy frecuentes, no se corrigen y después cuestan demasiado en los partidos cerrados.

Algunos pensaron que este equipo no tenía muchas opciones de clasificarse a la superronda, sin embargo, el terreno mostró que había potencial y herramientas para incluirse entre los mejores seis, a pesar de que una gran parte de los posibles talentos formados por nuestros entrenadores en esa categoría y las anteriores no están en Cuba ya.

Esta hornada de muchachos ha tenido que asumir el protagonismo dejado por otros, y se sobrepusieron a tres derrotas iniciales con victorias ante dos que han sido medallistas en ediciones pasadas de este tipo de justas.

El béisbol en el mundo se transforma en la medida en que se introducen innovaciones de todo tipo, incluidas las tecnológicas y en los sistemas de entrenamiento. Cuba necesita de esos cambios que aseguren optimizar los recursos disponibles y que se traduzcan en buenos resultados.

Con un torneo nacional de escasos 15 juegos en la fase preliminar que mostró serias deficiencias técnicas y tácticas es imposible que estos jóvenes, necesitados de una atención especializada, puedan dar el salto que los lleve a la élite mundial.

Es tiempo de enfocarse en los proyectos para poner en funcionamiento academias, dotadas con lo más avanzado posible y en las que trabajen técnicos que tengan, incluso, experiencia en circuitos de béisbol profesional.

Duele que Cuba no logre avanzar, una vez más, en un torneo internacional. Este año, el equipo Granma que jugó en la Semana de Haarlem, terminó también con saldo negativo y fuera del podio.

Solo los adolescentes del sub-15 han evitado una caída brusca de nuestro país en el ranking mundial y satisficieron las expectativas de una afición que anda muy preocupada por lo que pueda suceder en el venidero Clásico, pues siempre hemos logrado rebasar la primera fase.

 

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