Nubarrones a la vista. Autor: www.invasor.cu Publicado: 21/09/2017 | 06:32 pm
En apenas tres jornadas se ha tornado gris el panorama de la presente Serie Nacional sub-23. Y no solo por las precipitaciones que han forzado bastantes suspensiones y aplazamientos, sino también por otro tipo de lluvia, en este caso de errores, que inesperadamente comienza a oscurecer el torneo.
Todos sabemos que en el certamen participan jugadores que, además de jóvenes, acumulan escasa experiencia, pero por lo visto —y lo no— podemos asegurar, que se trata también de peloteros con enormes deficiencia de formación. Es lo único que puedo pensar después de ver un juego como el protagonizado este martes por las novenas de La Habana y Artemisa, al que los partidos de placer que animaron mi infancia poco deberían envidiarle.
Por muy poco rodaje que exista, por muy malo que pueda estar el terreno, me resisto a asimilar como normal que un equipo, campeón defensor para más señas, pueda cometer siete pifias en un desafío. Y que de conjunto, ambos contrincantes hayan firmado nueve deslices defensivos si contamos solo los tangibles, si descartamos balks y lanzamientos escapados.
¿Una mala tarde? Cabría esa posibilidad si la nave capitalina no acumulara ya la escalofriante cifra de 13 errores en apenas tres presentaciones; si en el Cristóbal Labra pinero los locales no hubiesen cometido seis imprecisiones defensivas en un juego y, combinados con los vueltabajeros, sumado 13 pifias en los dos pulsos que sostuvieron en la más reciente jornada; si en la misma, durante los ocho juegos celebrados, la cantidad de errores no hubiese llegado hasta los 33.
Lo sucedido, más que un simple llamado de alerta, es una lacerante confirmación. En todo caso, pudiéramos pensar que se trata de una nefasta tarde colectiva y todo apunta a que no será la única antes de que finalice el calendario regular. Ojalá me equivoque, pero…