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Después del humo ¿qué?

Apenas acabada la edición 57 del clásico caribeño, ya había gente maquinando lo que pudiera ocurrir en la siguiente cita. Pero ocurre que habrá que esperar por el curso de la historia

Autor:

Raiko Martín

Nosotros, pasionales donde los hay, no olvidaremos muy pronto el triunfo en la Serie del Caribe. El orgullo y la alegría deberían durarnos hasta el próximo año, cuando en algún bello paraje de la República Dominicana nos toque defender la corona que en San Juan conquistó el equipo cubano, sorprendiendo a especialistas propios y ajenos. Y por qué no, también a los fieles aficionados.

A la capital boricua llegaron los Vegueros con el morral cargado de expectativas. Ni más ni menos que las acumuladas por la babélica fanaticada que disfrutó in situ de la fiesta, porque no fueron pocos los llegados desde Quisqueya, ni los que se devoraron las distancias desde varios puntos de la geografía mexicana para ponerle su propio sabor al torneo.

Si una cosa es segura, es que ese mismo interés se multiplicará de cara a la próxima edición. No es un secreto que, desde hace algún tiempo, la Serie del Caribe se estaba cotizando a la baja, y que el regreso de Cuba, más allá de todo el valor de justicia histórica y sentimental —que lo tiene— se presentaba como una oportunidad única para relanzar el certamen.

Si la incursión de los Azucareros de Villa Clara en la venezolana Isla Margarita resultó, visto desde ese prisma, un intento fallido, la reciente faena de la blindada novena vueltabajera fue como un oasis para tales pretensiones.

Por eso, apenas acabada la edición 57 del clásico caribeño, ya había gente maquinando lo que pudiera ocurrir en la siguiente cita. Pero ocurre que, a tenor con lo dicho por el señor Juan Francisco Puello, presidente de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), habrá que esperar por el curso de la historia.

Si nada cambia en los próximos meses, el campeón cubano tendría que asistir nuevamente en calidad de invitado, lo cual no depende exclusivamente de los deseos de quienes dirigen la CBPC, ni de lo que piensen quienes mueven los hilos de las ligas afiliadas a ella.

Puello se mantiene optimista. «El triunfo del béisbol cubano no es importante solamente en el plano deportivo, sino también un espaldarazo a la posibilidad de que regrese como miembro pleno de la Confederación. No digo que eso fuerce su regreso. Hay que seguir trabajando para que se abran definitivamente las puertas, y que su participación en la Serie del Caribe no dependa más de permisos y licencias», nos dijo minutos después de la ceremonia de premiaciones.

El directivo está consciente de que la ruta seguida hasta ahora es incierta, porque aunque todos los criterios sean favorables, la decisión siempre descansará en valoraciones estrictamente extradeportivas. «Yo aspiro a que para el mes de junio, cuando vuelva a reunirse la Confederación, todos los problemas políticos que hasta ahora han impedido la reincorporación de Cuba hayan sido superados. Pero en estos momentos, aunque sea el campeón, no puedo asegurar que se repita la invitación. Tendríamos que en esa reunión analizar junto a los directivos de la liga invernal de República Dominicana, como organizadora de la próxima edición de la Serie del Caribe, los costos de una nueva invitación al campeón cubano y luego tomar entonces una decisión al respecto», explicó.

El carácter de invitado, que ha facilitado la incursión cubana en las dos ediciones más recientes del torneo, no solo ha impedido el cobro de los premios—por causa de las leyes del bloqueo—, sino que limita además cualquier posibilidad de que la Mayor de las Antillas pueda ser anfitriona de la justa. «Una vez que sea miembro pleno, y lo he dicho en varias ocasiones, de seguro tendremos en Cuba una Serie del Caribe, en un estadio Latinoamericano  ya remodelado, con sus mejores galas. Qué mayor emoción pudiéramos tener, que la de estar en La Habana celebrando el torneo. Eso va a ser apoteósico si sucede», afirmó Puello.

Pero el triunfo cubano en San Juan ha añadido otras preocupaciones para el máximo dirigente de la CBPC, pues se ha abierto un fuerte debate sobre la justeza del formato con el que se han celebrado las dos últimas versiones de la Serie del Caribe.

El equipo dirigido por Alfonso Urquiola, después de un accidentado paso por la fase clasificatoria, eliminó en semifinales a los hasta ese momento invictos Caribes de Anzoátegui, algo que ha generado bastante polémica.

La anterior estructura, pactada a doble vuelta entre los candidatos, fue abolida después de varias ediciones en la que, días antes de concluir el calendario, ya se conocía el campeón. Fue cambiada para garantizar, con el cruce de los cuatro clasificados, que las expectativas y emociones se extendieran hasta el último momento.

«Se criticó el antiguo formato durante muchos años, lo cambiamos y nos pareció bien. Pero ahora algunos quieren cambiarlo otra vez», reconoció Puello, quien se muestra contrario a la idea. «No podemos estar cambiando cada vez que, de acuerdo a sus intereses deportivos, alguien entienda que el formato no sirve. Eso habla muy mal de una institución como la nuestra. Son las reglas que tenemos, las que fueron aprobadas por el seno de la Confederación. No estoy de acuerdo con variarlas, pero no quiere decir que no pudiera considerarse cualquier otra idea que pudiera salir en la próxima reunión», añadió.

«Lo que sucedió ahora, pasó con la representación de República Dominicana en México, y no ganó. Los Gigantes de San Francisco han ganado la Serie Mundial, después de clasificar con el wild card en una serie más larga. Y no por eso las Grandes Ligas han dejado de ser exitosas», sentenció Puello.

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