Manrique Larduet. Autor: Julieta García Ríos Publicado: 21/09/2017 | 05:51 pm
Serio. Mira a un punto fijo. Por sus oídos entra el reguetón, y Kola Loca no falta en su repertorio. La música activa al gimnasta Manrique Larduet y lo ayuda a relajarse. Increíblemente, en agosto de 2013 en su debut internacional en San Juan de Puerto Rico estaba más tranquilo porque, según él, allá nadie lo conocía. Por tal motivo fue una sorpresa para los participantes del Campeonato Panamericano sus tres medallas: dos de oro, en caballo de salto —con calificación de 15,362 puntos— y en barras paralelas (15, 725), más una de plata en ejercicios manos libres (15, 525). Pero esta vez es distinto, está en su casa, la Escuela Nacional de Gimnasia, y le da pena fallar.
El viernes pasado, minutos antes de comenzar la Copa Moncada, su entrenador Carlos Gil les dijo a sus pupilos: «Muchachos, salgan a divertirse. Pueden ganar». Y dirigiéndose a Manrique, le espetó: «¡Tú eres el timonel!».
Junto a él, estaban sus compañeros del equipo Cuba A: Ernesto Vila, Rafael Rosendy, Randy Lerú, Luis Alberto Oquendo y Alberto Leyva, este último alumno del profesor Joel Tassé.
Los muchachos, motivados por la presencia del equipo de Puerto Rico, campeón en los tres últimos Juegos Centroamericanos, salieron a «lucirse».
El timonel, Manrique Larduet, es el más pequeño de estatura del conjunto cubano. Tiene 17 años de edad y se llevó los siete títulos en disputa.
En el all around (máximo acumulador) quedó primero con 90,500 puntos, para superar por diferencia de 4,301 a Ernesto Vila, el campeón olímpico juvenil.
Los restantes resultados fueron: en ejercicios de manos libres (15, 067), caballo con arzones (14,033), caballo de salto (14, 400), barras paralelas (15, 267), barras fijas (14,433) y anillas (14,967), modalidad en la que compartió la medalla con el boricua Tommy Ramos, sexto lugar en las Olimpiadas de Londres 2012 en este aparato.
Aunque con menos experiencia competitiva, la jovencita de 14 años Marcia Videaux, «guapeó» en el salón de competencia de la Escuela Nacional de Gimnasia para colgarse cuatro de las cinco medallas de oro en disputa entre las damas.
Con 55,767 dominó el all araund. En caballo de saltos tuvo calificaciones de 14,738 y en barras asimétricas 13,850, mientras en manos libres se apuntaló con 14, 425. Dovelis Elena Torres se coronó en viga de equilibrio con 14,500 unidades.
Pulso deportivo
Acaban de decirle a Manrique Larduet que está invitado al programa televisivo Pulso deportivo. Se pone tenso al imaginarse frente a las cámaras. Le pido que conversemos y prefiere que Ernesto Vila hable primero. Ya es su turno y le comento:
—Eres la sensación de la competencia, ¿cómo lo asimilas?
—Estoy orgulloso de ser la primera figura, quiero ser como Erick López, el mejor gimnasta que hemos tenido. Él me aconseja mucho. Me insiste en que un gimnasta debe ser sencillo, disciplinado y tener valentía y confianza en sí mismo, y que en el terreno de competencia hay que dar el máximo.
—El sábado en el all around se te vio «fresco» hasta el final…
—Eso se logra con la preparación física. El plan de entrenamiento ha sido muy fuerte. Empezamos practicando en la playa, corríamos en la arena y eso nos ayudó con la resistencia. Nos preparamos para tener éxitos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
—¿Emocionalmente cómo te sientes?
—Muy confiado. He aprendido a conocerme y sé hasta dónde puedo llegar. Confío en que puedo ser el mejor gimnasta de Cuba.
—¿Qué es lo más difícil en este deporte?
—La concentración. Si no estás bien enfocado puedes golpearte, sufrir una lesión grave y hasta abandonar la carrera de por vida. La música me ayuda, prefiero el reguetón para activarme mientras pienso en mi «completa» (rutina de ejercicios).
—¿Cuáles aparatos prefieres?
—Las paralelas, caballo de salto y manos libres son los que más me gustan y donde más fuerte me siento.
—Aunque todos «luchan» por una medalla, veo cómo se animan y unos están pendientes de los otros…
—Es que este es un deporte que nos une, mientras más ánimo nos damos mejor es para todos. Tu compañero es quien te va a apoyar a seguir adelante.
—¿Miedos?
—Cuando empecé, si alguien hacía un ejercicio delante de mí, me ponía tenso. Temía caerme y perder la competencia. Con el paso del tiempo, ese temor ha pasado.
—¿La altura?
—No veo ni siento nada arriba, solo estoy pendiente de los movimientos de la completa.
—¿No te molestan los gritos del público?
—Me gusta que me animen, sobre todo cuando está llegando el cierre del ejercicio y me siento más cansado. Hay veces que llego a la competencia con pocos deseos y, al ver a mis compañeros trabajando y a la gente aplaudiendo en las gradas, me animo y me entran deseos de que llegue mi turno.