Bondarenko rompió el récord en salto alto para Campeonatos del Mundo. Autor: Zimbio Publicado: 21/09/2017 | 05:38 pm
Aquella tarde, después de pasar frente a la dulcería y «escanear» cada una de esas torturas con merengue que me hacían tragar en seco, logré arrancarle la promesa a mi mamá: «Ahora no, pero a la vuelta te compro alguna “señorita”». Como niño al fin, callé, aguanté la «perreta» y puse cara de ángel caído, esperando la retribución merecida por recoger los pucheros y soplarme los mocos. En definitiva, y por enésima ocasión, me estaban «durmiendo», y de los dulces solo guardé el recuerdo de mi boca hecha agua.
La sexta jornada del XIV Campeonato Mundial de Atletismo me dejó el mismo sinsabor. Creí en el atracón, en la añorada mesa sueca, y de las preseas no vi ni la sombra. Omar Cisneros prometía mucho más en los 400 metros con vallas, teniendo en cuenta su firma con el mejor tiempo de las semifinales (47,93 segundos). Sin embargo, una cosa es tocar con guitarra y otra muy distinta agarrar el violín. Si solo hubiera calcado ese récord nacional que había estampado 48 horas antes del «juicio final», el bronce ahora adornaría su cuello.
Paró los relojes y millones de corazones en 48,12. Cuarto lugar y cinco puntos para su delegación. Jehue Gordon, de Trinidad y Tobago, ganó el oro (47,69), al tiempo que el estadounidense Michael Tinsley (47,70) y el serbio Emir Bekric (48,05) terminaban detrás.
En tanto, el triple salto para damas también nos reservó un escalón cerquita del podio —otra vez el paladar sufriendo—, pues Mabel Gay culminó quinta (15,45 metros) con su mejor estirón de la temporada. La corona reposó en la cabeza de la colombiana Caterine Ibargüen (14,85 y brinco cumbre de la presenta campaña), mientras que la anfitriona Ekaterina Koneva (14,81) y la reina defensora Olha Saladuha (Ucrania-14,65) cerraban el trío de honor.
Igualmente, nuestro relevo masculino de 4x400 retocó el cartel de «quédense con las ganas» al entrar sexto a la meta y verse eliminado en el tercer heat clasificatorio. Tampoco pudo cumplir la tarea Guillermo Martínez, a quien el dardo se le encasquilló y la fortuna le dio la espalda. Repartían solo 12 pasaportes y exigían 82,50 metros para avanzar a la fiesta grande, pero entró bien frío al campo y apenas soltó un 79,67. Nada que hacer. Puesto 15 en una rifa chiquita.
Afortunadamente Rose Mary Almanza sí pasó a las semifinales de la doble vuelta al óvalo, al rubricar 2.00,27 minutos.
En pos de la corona en el salto de altura brilló el joven ucraniano Bohdan Bondarenko (2,41 metros), un irrespetuoso ensalzado que acuñó plusmarca para la competencia (la primera cota destrozada en el estadio Luzhniki) y cometió la osadía de intentar romper el récord universal del cubano Javier Sotomayor (2,45), dueño hasta entonces de la cota para justas planetarias (2,40 en Stuttgart 1993). Mutaz Essa Barshim (2,38), de Qatar, y el canadiense Derek Drouin (2,38) completaron el cake.
Los 3 000 metros con obstáculos atestiguaron el dominio del veterano keniano Ezekiel Kemboi (8.06,11 minutos), monarca olímpico de Londres 2012 y Mundial en Daegu 2011. Su paisano Conseslus Kipruto, de apenas 18 años (8.06,37) fue segundo y Mahiedine Mekhissi-Benabbad (8.07,86) tercero.
Volando una pista entera, dominó la checa Zuzana Hejnová (52,83 segundos), seguida de las norteamericanas Dalilah Muhammad (54,09) y Lashinda Demus (54,27).
Abeba Aregawi, de Suecia, mandó en los 1 500 metros femeninos (4.02,67). La estadounidense Jennifer Simpson (4.02,99) y Hellen Onsando Obiri (4.03,86), de Kenia, negociaron los metales restantes.
El medallero general tiene a Estados Unidos pegado a la cima (4-8-2), con Kenia y Rusia abrazadas un peldaño más abajo (3-3-2). Cuba va en el puesto 26 (0-0-2). Por puntos se mantiene el líder (163), mientras anfitriones y kenianos amasan 99 y 83, respectivamente. Nuestros muchachos solo han computado 22 unidades, válidas para llenar el cojín 15.