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A Bruzón, lo que le toca

El Gran Maestro cubano redondeó una excelente actuación, que le permite regresar al selecto club de los 2700 puntos Elo

Autor:

Abdul Nasser Thabet

Cuando cayó hace un mes, pocos dudaban de su regreso. Sin embargo, algunos balbucearon que, tras el derrumbe, al fin estaba en el lugar correcto. Dijeron que había ingresado al club abusando de rivales más débiles, «cogiendo cajita» —como decimos los cubanos—. Mas, en un par de semanas, el Gran Maestro Lázaro Bruzón (2692 puntos Elo) volverá a formar parte de la élite de los trebejistas mundiales, ese espacio en donde solo «monstruos» superan la mítica barrera de los 2700, y al que pertenece por derecho propio.

El pasado domingo nuestro muchacho se coronó en el Abierto de Ajedrez JAHV McGregor, con sede en Bogotá, Colombia, taponando varias bocas y provocando un par de infartos. Hay corazones que no aguan tanta emoción.

Resulta que le agregó 9,4 unidades a su coeficiente, lo que sumado a las 2,6 rayitas conseguidas en la Copa AES de República Dominicana, redondean el número mágico: 2704, producto de siete victorias, dos empates y un rating performance de 2808. Tremendo, ¿verdad?

Entonces, el nuevo año —de no acabarse el mundo el 21 de diciembre como vaticinaron los Mayas— verá al tunero anclar en el sitial 42 del ranking de la FIDE. Supongo que no habrá más acción en la gran escena durante 2012.

Ahora, volviendo al tema de la calidad de esta justa, y otras en las que habitualmente participa, es cierto que corre un gran riesgo al pugnar con rivales de menor coeficiente, pero si no acepta dichas invitaciones en espera de competiciones de alcurnia, pudiera quedar dormido de tanta espera, con las neuronas oxidadas por la inactividad. ¿Vale o no la pena mantenerse peleando? A fin de cuentas, le ha ido bien, amén de algunos tropiezos que siempre ha sabido solucionar.

Por ello su Elo, merecidamente, anda tan alto, ¡nada de inflado!, pues, si bien juega con exponentes de menor fuerza, debe derrotarlos siempre, ya que una igualdad puede perjudicarlo notablemente, y una derrota es casi siempre nefasta. Además, un contendiente por encima de los 2500 no es ningún caramelo. Al César lo que es del César.

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