Para beneplácito de sus seguidores, el boxeo cubano aseguró su presencia íntegra en los venideros Juegos Panamericanos, al conquistar dos títulos y una medalla de bronce en el segundo torneo clasificatorio que se disputó en Argentina.
Sobre el ring de la Federación local en Buenos Aires, el multilaureado peso gallo Guillermo Rigondeaux extendió hasta 94 su racha de victorias consecutivas, la última de ellas por abandono del dominicano Claudio Marrero en el cuarto asalto.
Al igual que Rigo, el ligero welter Inocente Fiss llegó con el ticket garantizado al pleito decisivo de su categoría, en el que superó con cerrada votación de 18-16 al boricua Jonathan González.
Con menos sosiego llegó la tercera papeleta, pues hubo que esperar por el título del mexicano Marcos Antonio Peribán para relajar tensiones, ya que una derrota del azteca comprometía la clasificación de nuestro mediano Emilio Correa, su víctima en semifinales.
Así, el objetivo de «llenar el bote» rumbo a Río se cumplió, y nos sumamos a Estados Unidos y Brasil en la lista de naciones que competirán allí con equipo completo.
El capítulo de la clasificación es historia, salvo que antes del próximo 13 de abril los técnicos cubanos decidan prescindir de algún hombre y poner en Trinidad y Tobago —sede de la tercera eliminatoria— un nuevo nombre a una de las plazas.
¿El tropiezo de Correa pudiera ser un motivo? Es una opción, como el regreso de Andry Laffita a los minimosca, pues la derrota de Yampier Hernández en la Copa Independencia nos grita que no tenemos nada claro en la división menor.
De cualquier forma, creo más saludable la opción de evitar «distracciones» y mantener un grupo enfocado en la misión de superar las seis coronas cosechadas hace cuatro años en Santo Domingo, algo complicado por la obligada renovación sufrida y el crecimiento observado a los rivales durante los más recientes compromisos.