Thomas Jeromin, en Rinteln, Alemania, «sembró» un espectacular bosque de árboles de navidad artificiales dentro de su casa, exactamente 110, decorados con la friolera de 15 000 adornos. Están literalmente en todas partes, desde la sala hasta la cocina, incluso en el cuarto de baño. Pero no pudo poner ninguno en su propio dormitorio, porque su esposa Susanne le dijo muy seria: De eso nada. Para tamaña hazaña se tomó ocho semanas de trabajo y ahora su casa es una especie de atracción turística en la localidad. Desarmar los árboles le tomará otras dos semanas.