Leanne Rowné, una mujer australiana, parece ser víctima de uno de los síndromes más extraños del mundo: síndrome de acento extranjero. Según cuenta, hace ocho años sufrió un fuerte choque automovilístico y, mientras se curaba de múltiples heridas, para su sorpresa, comenzó a hablar con acento francés. Los médicos creyeron que era culpa de la fractura de mandíbula sufrida en el accidente, pero ya curada, Rowe sigue hablando igual. Aunque se trate de un síndrome fascinante, la australiana asegura que ha perjudicado en muchos sentidos su vida porque siente vergüenza de hablar en público. Los médicos aseguran que esta extraña aflicción, que cuenta con muy pocos ejemplos en el mundo, se debe al daño producido a la parte del cerebro que se ocupa del habla.