El ruso Sergéi Ivanóv ha terminado varias veces tras las rejas, y no precisamente por robar, sino por dormilón. Al entrar por una ventana a la casa que desvalijaría, y darse cuenta de que su inquilina, de 82 años, dormía plácidamente, pensó que su trabajo sería fácil. Pero no fue así. La señora despertó y el joven tuvo que esconderse bajo la cama y esperar a que la mujer se durmiera de nuevo, pero quien terminó rendido como un bebé fue él. Una hora después la anciana se despertó por los ronquidos del muchacho y llamó a la policía, que no tuvo ninguna dificultad para atrapar al ladrón: Sergéi despertó cuando tenía las esposas puestas.