Coleros Autor: Adán Iglesias Publicado: 21/05/2022 | 09:39 pm
Luego de pasadas varias semanas de que fueran instrumentadas algunas medidas para controlar el vergonzoso y despiadado florecer de personas, o mejor dicho, de individuos inescrupulosos, que atentan contra el buen desarrollo de nuestras ya cotidianas colas, un equipo del dedeté se ha presentado en algunos centros comerciales en busca de información de primera mano sobre la efectividad lograda y los cambios perceptibles relacionados con esta acción social. De manera íntegra, llevamos a nuestros lectores algunas de las impresiones captadas por nuestros dederreporteros:
María Iniciativa Pérez (autodenominada organizadora de colas): Bueno compañero… Eh, puedo decirle que sí, nuestro trabajo se ha visto beneficiado con estas y otras medidas en busca de un mayor bienestar del pueblo en las colas. Por ejemplo, yo he dejado mi trabajo como custodio de la empresa de la esquina para dedicarme a organizar colas. Con anterioridad yo veía, desde mi puesto laboral, cómo se armaba
una serie de indisciplinas y había falta de organización entre los madrugadores que venía a marcar y los coleros que siempre estaban marcando. Fue entonces que me dije: Mariaini, se hace necesario tu humilde esfuerzo. Dejé sola la puerta de la empresa y me puse a organizar la cola. Fue una noche espectacular. Al día siguiente fui separada de mi puesto laboral, y me dediqué en cuerpo y cara a este nuevo trabajo. Realmente me va bien… a mí y a mi familia.
Ana Crónica de la Beach (Reconocida colera de zona residencial): Han sido muy afortunadas las medidas y el control que se ha realizado con respecto a las colas. Es bueno que se haya recuperado la debida y necesaria organización de los clientes y del «personal de apoyo», según su municipio de residencia: me explico, compañero. Antes, «oséase», cuando tutili mundachi compraba en cualquier municipio, se creaba un grave problema, porque los coleros de nuestra área de residencia, mejor dicho, nuestra área residencial, no están acostumbrados a la mala forma y la marginalidad de los
compañeros coleros de otros lugares de la ciudad, que no citaré para no herir corazones, pero que todos sabemos a quiénes me refiero. Nuestro comportamiento, el diálogo con las personas, el modus operandi, es diferente. Nunca llega a la violencia. Yo diría que entre los coleros y los clientes de nuestra comunidad existe un intercambio social profundo, que en ocasiones se resuelve con solo una mirada o mencionar un nombre: vengo de parte de fulanito… y todo resuelto. ¿Usted me entiende?
Jubiloso Juan Perdomo (jubilado): ¡Es lo máximo, amigo mío! Nadie puede negar que estas medidas han dado al traste con las marcadas intenciones de lucro y malversación de una exigua y mezquina capa de la sociedad. Se ha logrado una importante reducción en las colas, particularmente en las colas de MLC. Aunque algunos traten de someter el fenómeno a la falta de abastecimiento de dichas tiendas, es innegable que se ha logrado una mayor organización y, sobre todo, concientizar a las masas acerca del momento trascendental por el que vamos transitando. Pienso que solo nos quedan algunos detalles por perfeccionar. Hablo de la posibilidad de actualizar la lista de productos y precios de cada día, que debe aparecer en los mercados, lo cual por lo general nunca aparece; y llegar a un diálogo o acuerdo con los establecimientos aledaños, que expenden comida para el público, pues los precios no son afables para quienes inevitablemente dependen de su servicio… Porque si te vas de la cola, aunque hayas entregado el carné, pierdes legal. Es bueno distinguir que se ha logrado profundizar en los lazos o eslabones que conforman la cadena cliente-colero-agente del orden público y vendedor de la tienda. En resumen, creo que ha sido una victoria inobjetable.