Dúo Ad Líbitum. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:07 pm
LA GUAIRA, estado de Vargas.— A sala llena, con público de pie en los laterales del Teatro Municipal de La Guaira, el principal puerto de entrada a Venezuela ya sea por tierra o por aire, se llevó a cabo un concierto por los Cinco que lleva como título Si no creyera en la esperanza.
Canciones y poemas en las voces del dúo Ad Líbitum, integrado desde hace 12 años por María de las Nieves Morales Cardoso y Leonel Pérez Pé-rez, fueron la base propicia para que varios cientos de venezolanos y cooperantes cubanos —los que prestan servicios en el costero estado de Vargas, por donde se iniciaran hace casi ocho años las misiones sociales—, exigieran la libertad de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, René González, Antonio Guerrero y Fernando González.
Autoridades de la ciudad, encabezadas por el alcalde Alexis Toledo, estuvieron en la primera fila de este acto de amor y lucha, donde escuchamos —junto a poemas musicalizados de Antonio y Ramón— la Balada de Adriana y Gerardo, motivo de una ovación que más que para los artistas —como ellos mismos dijeron—, correspondía a los Cinco y a sus familias, igualmente condenadas por el imperio.
Anécdotas de estos hombres movían por igual a risas o a la lágrima furtiva que no es de compasión, sino de rabia ante la injusticia. Y se entremezclaban las canciones de Silvio y de Alberto Cortés, Facundo Cabral, los textos de Benedetti o de Aquiles Nazoa.
«Es dar a conocer desde Vargas y para el mundo, en un espacio y modo que trasciende lo convencional, la humanidad tremenda de los Cinco, y lo que venimos haciendo y lo que de-bemos hacer para dar a conocer su injusto encarcelamiento y exigir su li-bertad», decía Tomás Griese, el presidente de la Fundación de las misiones sociales de la gobernación de Vargas.
Un coro grande puesto de pie culminó el encuentro en una tarde calurosa. Fue la decisión del poema hecho canción: «Cantamos, porque los sobrevivientes y nuestros muertos quieren que cantemos».
Un concierto con historia
Desde que María de las Nieves Morales y Leonel Pérez Pérez llegaron en noviembre pasado a Venezuela como integrantes de la brigada artística de la Misión Cultura Corazón Adentro, los hemos escuchado un sinfín de veces.
Casi creíamos que les sabíamos todo el repertorio, porque los habíamos oído cantarle al Maestro en la jornada de enero, acompañar la presentación de un libro ante un público de refugiados por la emergencia de las lluvias, animando el segmento cultural de algún balance de trabajo, en el homenaje a quienes regresan a la Patria cumplida la misión, o en el día de esta u otra profesión.
Pero siempre nos sorprenden. Como lo hicieron en esta hermosísima tarde por los Cinco, un concierto que han interpretado en no pocos países «nuestroamericanos» y de otros continentes. Así que se impone su historia.
«Estábamos en Costa Rica por otro motivo, cuando conocimos a un periodista dueño de algunos medios, que tenía un programa de televisión muy conocido. En un café salió la conversación y también el canto, y Leonel tomó la guitarra y cantó Regresaré, de Tony Guerrero. Quedó tan impresionado, que tuvimos que contarle la historia de los Cinco y ahí nos propuso que escribiéramos dos páginas para uno de sus periódicos. El artículo lo titulamos Crónica de una verdad tristemente ocultada, y por primera vez se publicaba el caso de nuestros hermanos en la prensa costarricense.
«Si con una canción habíamos logrado eso, pensamos que la poesía y la música debían ser nuestro aporte a la lucha y así creamos este concierto, Si no creyera en la esperanza, en el que es para nosotros muy especial el tema Balada de Adriana y Gerardo, con letra de dos poemas de Jorge Debravo, donde logramos conjugar ese diálogo que nos imaginamos cuando puedan encontrarse nuevamente…».
Como le viene de bien el nombre escogido por este dúo, Ad Líbitum o «a placer»: así se realiza el encuentro y así se escucha a los intérpretes. En este concierto por los Cinco siempre se da la fusión con un público consciente y atento, que está ya o se pone en pie de lucha contra la flagrante injusticia y, por eso, se transforma en una verdadera celebración.
Pareja en la vida y en el arte, lo que ahora es profesión gustosa para María de las Nieves y Leonel, apenas eran aficiones cuando se conocieron. Él, con título de ingeniero industrial en su Puerto Padre natal, le robaba arpegios a la guitarra cantando la trova de todos los tiempos y ponía también los de su creación. Ella, psicóloga y ajedrecista de La Habana, gustaba de la poesía, especialmente la décima.
Y entre torneos ajedrecísticos, «en donde no obtuve ni número de teléfono, dirección o zapatilla de cristal para ir a buscarla», dice Leonel risueño, y otra competencia y encuentro fortuito en Las Tunas en 1998, nació el amor y también el dúo Ad Líbitum. A este último le dio el tempo nada menos que la Peña de Péglez, en Alamar, donde el poeta, periodista e historietista Pedro, «Péglez», González, con su constancia, se ha convertido en todo un descubridor de talentos.
María de las Nieves no habla de ello, pero su orgulloso compañero se encarga de hacernos saber que, aunque buena parte de las obras que ella declama son de otros poetas, tiene ocho premios literarios internacionales en México y España, entre ellos el Iberoamericano de la Décima 2002, y un libro publicado y prologado por Roberto Fernández Retamar: Otra vez la nave de los locos.
En esa nave de la locura sensata y combativa, navegan codo a codo, y po-nen su grano de arena, o mejor su nota musical, para incorporar a una causa de justicia y amor por cinco hombres buenos, a muchos más que dos…