Hay símbolos que abrazan sentimientos que marcan toda una vida como la bondad, franqueza y amistad. Eso sucede cuando mencionamos a Cheburashka, aquel personaje de la literatura infantil que nació en 1966 de la pluma del escritor soviético Eduard Uspenski y al que tres años más tarde su fama lo llevó a la pequeña pantalla, al convertirse no solo en un héroe querido de varias generaciones de niños soviéticos y rusos, sino también de numerosos países del planeta.
Por eso, cuando muchos de los familiares y amigos de los delegados conocieron que viajarían a la nación rusa, le contaron que el bondadoso «bichito raro» llegado «de un lejano país de las naranjas» como la matrioska —esas peculiares muñecas que se adelantaron artesanalmente a la tan debatida clonación—, es una de las nostalgias de los cubanos que crecieron con los «muñequitos rusos».
El singular personaje sigue siendo un elemento importante del código cultural de Rusia, así como conocido y amado —junto a su camarada, el cocodrilo Guena— en varios países por su modestia, amabilidad y espontaneidad, que lo hacen encantador a pesar de su apariencia inusual y desconocida. Y con el reciente estreno del largometraje ha encontrado nueva vida y popularidad entre los jóvenes.
Entonces, la elección del héroe como la mascota del Festival Mundial de la Juventud —que se celebrará en la ciudad balneario de Sochi—, no es casual: Cheburashka simboliza los valores esenciales de esta importante cita: la amistad y el respeto mutuo. Él no se parece a nadie y, al mismo tiempo, tiene un espíritu cercano a todas las buenas personas del mundo. Está abierto a todo lo nuevo y cree en un futuro mejor y más justo para todos.
Justo el 20 de agosto del pasado año, cuando celebró su cumpleaños 57, el famoso personaje —que tiene monumentos de bronce en varias ciudades y desde 2004 es la mascota de la selección olímpica de Rusia y también un souvenir popular— fue presentado como el ídolo del transcendental encuentro mundial, durante la ceremonia de clausura del Festival de Arte Joven Tavrida.ART.
Precisamente, en los valores que ha defendido Cheburashka y en el simbolismo que entraña, se inspirarán las notas de este espacio para conocer más allá del programa oficial del evento. Nos acompañará el frescor, colorido y diversidad que él defiende y que ha de caracterizar también a una cita de pensamiento que reunirá a más de 20 000 participantes de 180 países.