Aylín Álvarez en el acto conmemorativo por el aniversario 65 de la salida de la Caravana de la Libertad. Autor: Estudios Revolución Publicado: 02/01/2024 | 07:46 pm
Querido Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República;
Heroico pueblo santiaguero;
Jóvenes:
Han repetido muchas veces quienes lo vivieron que aquel 2 de enero de 1959 el júbilo del pueblo era incontenible. Todos querían ver a Fidel y a los rebeldes, aquellos hombres valientes y sencillos que, vestidos de verde olivo, habían derrocado a la tiranía batistiana y emprendían otro largo viaje por la historia de la Patria.
«Un baño de multitudes, un baño de pueblo», lo recibían enarbolando banderas cubanas y del 26 de Julio, lanzando flores sobre los tanques, jeeps y camiones, y gritando sin cesar ¡Fidel! ¡Fidel!, el nombre de aquel hombre que en cada parada de la caravana aprovechó la oportunidad para decir al pueblo que únicamente habíamos conquistado el derecho a comenzar y que juntos se trabajaría por los sueños de progresos de toda una nación.
Por eso, se ha dicho, y con sobrada razón, que Fidel era un visionario, que tenía la capacidad de irse al futuro y comprobar las certezas de su obra. Parada aquí, en esta tierra de tantas batallas y tanta historia, acompañada por quienes han hecho la Revolución y quienes la seguimos haciendo, comprendo perfectamente la confianza del Comandante en Jefe, en que seguiríamos sus huellas y que su caravana victoriosa, aquella que partió hace 65 años, volvería una y otra vez a recorrer esta Isla como símbolo de una continuidad que no se detiene.
¡Qué gran responsabilidad la nuestra! ¡Qué inmenso compromiso! Preservar estas banderas que aquel enero victorioso se levantaron sobre un mar de pueblo y fueron desatando alegrías y forjando los anhelos de los humildes. Un día como hoy comenzó una historia que cada año se renueva desde sus retoños porque no fue un milagro lo que nos trajo hasta aquí. Fue el sacrifico y la pelea durante cuatro siglos para ser, por vez primera, enteramente libres y para que la obra de los mambises se cumpliera, fue la fuerza de un pueblo heroico que jamás se cansó de luchar.
Ahora, como entonces, son tiempos de fundar y hacer revolución. Grandes eran los desafíos para la Generación del Centenario del natalicio del Apóstol y grandes lo son para la nuestra; sin embargo, ni entonces, ni ahora, se ha tenido otra convicción que no sea la de seguir adelante, porque «esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho con tanto sacrificio, ¡la Revolución del pueblo es ya hermosa e indestructible realidad!».
De aquí partió una caravana cargada de sueños y hoy regresamos a este emblemático sitio, con miles de esos sueños cumplidos y otros muchos que vamos a cumplir, porque estamos siendo protagonistas y testigos de decisiones cruciales para los destinos de la Revolución y porque significan el futuro de un país donde queremos crecer como seres humanos dignos y forjar nuestros proyectos de vida.
Son esas las esencias que ha defendido también el 12mo. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, cuyas sesiones finales se realizarán en abril próximo, con la convicción de fraguar una mejor juventud, la juventud que necesita Cuba y la que seguirá cuidando nuestra unidad, porque en ella está la fuerza de la Revolución.
De nada habría servido la epopeya gloriosa que aquí recordamos, si ese legado no constituyera inspiración y ejemplo para las nuevas generaciones, esas que cada año siguen la ruta trazada en 1959 de Santiago a La Habana. Debo confesarles que no hay una clase de historia que supere tan hermosa experiencia. Se vive en carne propia un trayecto que guarda recuerdos muy emotivos de aquellos lugares donde Fidel se fundía con el pueblo, una forma nueva de hacer política, que lo acompañó durante toda la vida y de la cual debemos nutrirnos siempre.
Hace solo unas horas arribamos a este nuevo año y unidos a nuestro aguerrido pueblo festejamos el aniversario 65 del triunfo revolucionario, en un escenario que reclama más que nunca de nuestra combatividad, optimismo, creatividad y confianza en que podremos superar todos los obstáculos y en que siempre será posible levantar un país mejor.
Querido pueblo:
Hoy, a punto de comenzar la reedición de la Caravana de la Libertad, podemos imaginar cuántos retos y duras pruebas tenían entonces por delante las mujeres y hombres que bajaban de la Sierra Maestra y se disponían a enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino, contando con la enorme fuerza de un pueblo dispuesto a triunfar.
Ellos sabían que el trayecto no sería fácil, como nosotros sabemos que el nuestro no lo es, porque no parece que cambiará en 2024 el recrudecido bloqueo y la hostilidad del imperio vecino en el empeño de destruir la Revolución. Aquel enero, al llegar a La Habana, seis días después de salir desde aquí, el Comandante en Jefe expresó: «No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario».
La historia le daría la razón más de una vez, pero en todos los casos, conocer los desafíos nos ha permitido afrontarlos sin ceder en nuestros principios y sin renunciar a la soberanía, porque como bien aprendimos del Comandante en Jefe, el camino está preñado de obstáculos, pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades.
Si aquella caravana fue por toda Cuba marcando el inicio de una nueva era, esta que ahora de manera simbólica sigue sus inquebrantables pasos, también llevará la convicción de que no habrá rendiciones, ni quedará en el olvido tanta historia escrita por quienes nunca se cansaron de luchar; llevará, además, la certeza de la dirección de nuestro Partido y el Gobierno de preservar el mayor grado de justicia social posible para el pueblo.
Como Fidel, los jóvenes de hoy, también ardemos en esperanzas de ver al pueblo a lo largo de nuestro recorrido hacia la capital, porque sé que es la misma esperanza, la misma fe de un pueblo entero que se ha levantado y se levanta para lograr sus victorias a costa de cualquier sacrifico.
Seguimos abrazados a nuestra gloriosa historia junto a Raúl, protagonista y testigo de la hazaña, a quien Fidel el 21 de enero de 1959 definió como un hombre que ha demostrado su capacidad en esta lucha, que fue de los que dirigió el ataque al Moncada, de los que estuvo dos años en la cárcel, de los que organizó el Segundo Frente Frank País, y de los que han dado relevantes pruebas de capacidad como organizador y como líder; y también junto a nuestro Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, el continuador seguro, quien ha defendido en más de una ocasión que «los jóvenes cubanos están entre los que hacen este país, los que sostienen esta Revolución y el sueño de lo que hacemos y haremos en el futuro».
Ante ellos, ante la Generación Histórica que nos trajo hasta aquí y ante el valeroso pueblo del cual nos honra ser sus hijos más jóvenes, ratificamos que la caravana de la libertad seguirá llevando la dignidad de Cuba, ahora y siempre. Para las nuevas generaciones esta será siempre una caravana inagotable, una caravana triunfadora, y sobre todo, de responsabilidad con el presente y el futuro de la Patria. Somos otros los barbudos y otros los caravanistas, pero en todos está la certeza de salvar la Revolución. Continuamos en caravana con Fidel, este es nuestro tiempo. ¡Esta es la Revolución de los jóvenes!