En Holguín se han logrado almacenar más de 300 millones de metros cúbicos de agua. Autor: Carlos Rafael Publicado: 22/02/2018 | 06:56 pm
HOLGUÍN.— Parecía un sueño demasiado ambicioso el intentar llevar el agua de las zonas más beneficiadas por las lluvias hacia las que tradicionalmente habían necesitado de ellas. Cinco años después, la tercera etapa de ejecución del Trasvase Este-Oeste, la obra hidráulica más importante del siglo XXI en Cuba, marcha «a toda máquina».
Pero trasvasar el agua no ha sido un objetivo aislado: a la par del desarrollo civil de la obra —y por disposición de las máximas autoridades del país—, se han instalado modernas tecnologías para «energizar» la producción agropecuaria, a través de un programa integral de desarrollo que se inició en Mayarí y ya involucra a otros cuatro municipios holguineros: Cueto, Báguanos, Banes y Antilla.
El propósito fundamental de este programa estriba en sustentar el desarrollo en la seguridad alimentaria de la población, aprovechando los recursos naturales para dinamizar la producción agropecuaria, la industria y el turismo, en una época en la cual es trascendental abastecer el mercado nacional y resarcir los gastos requeridos por la gigantesca obra ingenieril y por la adquisición de maquinarias y tecnologías agrícolas, a partir de la sustitución de importaciones y la exportación de renglones como el tabaco.
El regreso a la tierra
La pretensión de convertir a Mayarí en un polo arrocero fue acogida por los productores con entusiasmo. La promesa de proveerles de maquinaria especializada, de industrias procesadoras del cereal en las cercanías de las tierras de siembra y otras facilidades, alentaron los resultados iniciales de quienes, sin experiencia en este tipo de cultivo, lograron cosechar dos toneladas por hectárea (ha) y ya andan por las cinco toneladas en la actualidad.
En estos datos se inspiran los directivos del sector para proyectar, con visión de futuro, el cultivo de 3 000 ha del cereal, lo cual alcanzaría para respaldar la canasta básica del municipio de Mayarí y aportar al balance nacional.
En este sentido, valen las directrices señaladas en días recientes por Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, durante un recorrido por varias zonas asociadas al proyecto: «Tenemos que seguir perfeccionando la tecnología del cultivo, terminar la industria y los sistema de drenaje. Si logramos la modernización del campo, tendremos mejor nivelación, uso óptimo del agua y mayor rendimiento agrícola».
El plan de mantenimiento e inversiones del proyecto de desarrollo integral agropecuario en Mayarí asciende, para este año, a más de 26 millones de pesos, distribuidos en tres empresas: la Agropecuaria Guatemala, la Agroforestal Mayarí y la de Acopio, Beneficio y Torcido de Tabaco Holguín.
La primera de ellas tiene a su cargo misiones estratégicas, entre las que sobresalen poner bajo riego 690,1 ha; construir dos unidades porcinas; rehabilitar vaquerías, centros de desarrollo, recría y una finca de compra y mejora, y ampliar la capacidad de almacenaje de la industria arrocera en 150 toneladas.
Por su parte, la Agroforestal pretende lograr en Pinares de Mayarí el restablecimiento de las capacidades del vivero de tubete, de un millón de posturas, para un mejor aprovechamiento y economía de los recursos; mientras la Empresa de Acopio, Beneficio y Torcido de Tabaco Holguín deberá terminar una nave llamada a beneficiar unas 300 toneladas de la hoja.
Del campo a la cocina
Mayarí es el municipio del país con mayor cantidad de hectáreas bajo riego (alrededor de 2 600) con este tipo de tecnología (máquina de pivote central eléctrica, máquina enrolladora, sistema de riego de bajas presiones…), lo cual muestra el interés del país por el aprovechamiento del agua revertido en producción de alimentos.
Ante esta realidad, muchos se preguntan por qué motivos, a más de cinco años de iniciado el proyecto, la tan anhelada productividad no impulsa aún el descenso de los precios de los productos agrícolas y se expresa en una mayor variedad y abundancia de estos sobre la mesa de los holguineros.
Luego de comprobar in situ el estado de los terrenos y las labores asociadas al riego y la siembra, el Ministro de la Agricultura, en una reunión conclusiva con directivos y representantes de las empresas y el sector agropecuario, señaló que se debe cambiar la tecnología de preparación de las tierras, dada la compactación de los suelos, que provoca pérdidas por la ausencia de un buen drenaje interno y externo, y alertó:
«No tiene sentido hacer un proyecto de desarrollo si usted no parte de una semilla categorizada, porque esta le da 30 por ciento más de rendimiento. No tiene sentido montar una máquina de pivote central eléctrica si no se le pone fertirriego para pasar los fertilizantes solubles, y hay que avanzar mucho en la agrotecnia de los cultivos, que es el resultado del rendimiento agrícola».
A estas problemáticas se suma la compleja realidad de las áreas cultivables, pues más del 50 por ciento de las dedicadas a los cultivos varios están vacías, y las sembradas se encuentran en mal estado debido a las lluvias ocurridas en períodos vitales como noviembre, diciembre y enero. Esto provocó, por ejemplo, que se prepararan tierras y no se pudieran utilizar luego, o que en más de una ocasión se afectaran sembradíos como los de tabaco, por causas climatológicas.
Ciertamente, la naturaleza ha puesto a prueba la paciencia y constancia de los campesinos, pues no resulta halagüeño perder cerca de 600 ha ya cultivadas; entre ellas, 210 de frijol.
Ante la elevada humedad de los suelos, en la mayoría de las áreas cultivables ha resultado difícil el empleo de la técnica moderna. Los campesinos se han visto obligados a retornar al trabajo manual para garantizar el adecuado drenaje de los suelos.
No es casual que durante el balance anual de la Agricultura en Mayarí, Yordanis Pérez Urrutia, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, reconociera que hoy existe mayor experiencia en el enfrentamiento a la sequía que a las constantes lluvias. En este sentido, Nivardo Ibarra Martínez, delegado del Ministerio de la Agricultura en la provincia, explicó que en septiembre no se pudo preparar las tierras por el impacto del huracán Irma.
Tal estrategia se ajusta a la indicación de Rodríguez Rollero, ministro del ramo, quien expresó que «el reto principal es ponerle comida en los mercados al pueblo».
Tomando en cuenta las afectaciones en este sector, se presentó un plan emergente para la siembra, que acelerará tareas y fomentará un plan objetivo de semillas, el cual será estimulado con la importación desde otras provincias del país.
Desafíos futuros
El programa integral de desarrollo, que ha trascendido las fronteras del municipio de Mayarí, exhibe zonas de referencia por su buen desempeño. En otras áreas las proyecciones de trabajo deben enfocarse más en el control y la eficiencia, sin descartar el compromiso imprescindible de la fuerza laboral —deficiente en cuanto a obreros y técnicos—, que debe sentirse parte estratégica e indispensable de esta obra de importancia nacional.
Para estimular tales derroteros, se propicia, asimismo, el desarrollo de infraestructuras sociales y logísticas, y ya se prevé para el mes de mayo la inauguración de un centro docente que favorecerá el contacto real de estudiantes universitarios (de agronomía y otras carreras afines) con los retos y secretos cotidianos de la agricultura, pues estos no pueden graduarse sin «tocar» la tierra con las manos.
Nunca como hoy el este holguinero contó con tantas potencialidades para el desarrollo agropecuario. El Trasvase es el primer incentivo. Pero este privilegio entraña una misión impostergable de cara al futuro del país: sacarle a la tierra todo el provecho que los hombres y mujeres que están «a pie de surco», sean capaces de producir.
El Ministro de la Agricultura (primero a la derecha) ha constatado in situ las obras del programa integral de desarrollo de Mayarí. Foto: Carlos Rafael