El vínculo de la escuela con la sociedad para la formación de cualidades acordes con el proyecto social cubano fue el centro del Diálogo de Generaciones de este sábado. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:46 pm
Un error en cualquiera de las profesiones puede llegar a costar algunas vidas, pero cuando la falta ocurre en la educación, el precio se traduce en el futuro de millones de personas. El razonamiento fue hecho en alguna ocasión por el profesor Manuel Calviño y este sábado fue recordado por Javier Pereda, estudiante de la Universidad de Ciencias Informáticas, en un Diálogo de Generaciones.
¿Cómo generar una estrategia para defender los valores? ¿Algunos ya han caducado y deben atemperarse a la nueva realidad? Estas preguntas inquietaron a la pedagoga Lesbia Cánovas y al moderador Yusuam Palacios, presidente del Movimiento Juvenil Martiano, quienes reflexionaron junto a estudiantes y otras personas que llegaron hasta el centro cultural librería Alma Máter para debatir sobre la educación en Cuba.
La pedagoga apuntó que la educación es el resultado de un conjunto de influencias en el que tienen gran peso los grupos informales, la escuela y la familia. Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías también deben ser empleados para educar.
¿Cómo se prepara la familia para esta labor?, fue el cuestionamiento de algunos, pues, si bien la escuela puede cambiar realidades, los primeros años de vida son determinantes en la formación de un individuo. A ello respondió la educadora que una escuela guiada por profesionales consigue un efecto importante en el menor.
Pero lo determinante es que estos centros no estén encerrados en sí mismos, sino que sean capaces de interactuar con la comunidad y responder a su encargo social; no deben dedicarse solamente en la enseñanza de conocimientos que, como señaló la profesora, son un medio y no el fin para formar una personalidad íntegra.
La escuela no puede trabajar solamente desde el deber ser, sino que tiene que incentivar la creatividad en los estudiantes, para lograr sembrarles avidez por el conocimiento de acuerdo a la situación de cada cual, pues la educación no puede hacerse homogeneizada, dijo Cánovas.
El maestro Erdanis Rodríguez expresó que a veces no se tiene en cuenta la situación del maestro y eso influye en el interés de los jóvenes por la profesión. Mientras, Marx Cartagena, estudiante de la Escuela Latinoamericana de Medicina, enfatizó en que el carácter es estable pero no estático, y por ello cada crisis lo modifica.
Muchas veces la familia entrega al hijo a la escuela como una ofrenda y obvia ese diálogo tan necesario entre los espacios; solo asiste al centro si los convocan para arreglar la escuela o pintarla, significó el psicólogo Julián Gutiérrez.
Lesbia Cánovas razonó que las escuelas no son del Ministerio de Educación, sino de los alumnos, su familia, trabajadores, maestros y miembros de la comunidad. Por eso deben hacerla suya e involucrarse verdaderamente, incitó.
Yusuam Palacios definió que con la educación debemos seguir la receta obsequiada por el Apóstol, entender que es como el vino, que debe quedar dulce, pero si sale agria, es nuestra y debemos hacerlo todo por transformarla.