El país ha ahorrado más de 961 000 toneladas de combustible en los dos últimos años, como resultado de la implementación y desarrollo de la Revolución Energética
Cuba ha ahorrado en los dos últimos años 961 419 toneladas de combustible, como resultado de la implementación y desarrollo de la Revolución Energética a escala nacional, lo cual confirma la clara visión del compañero Fidel de que la principal fuente de energía es y sigue siendo el ahorro.
Así lo hizo saber este martes Vicente La O, director de la Unión Eléctrica (UNE), al ofrecer a los diputados integrantes de la Comisión de Energía y Medio Ambiente una información actualizada de la generación y uso racional de la electricidad y la energía, durante la segunda jornada de trabajo de la sesión constitutiva de dicho órgano auxiliar de nuestro Parlamento.
Entre los programas responsables de ese importante ahorro se encuentran, abundó, el de la sustitución de equipos electrodomésticos ineficientes por otros de moderna tecnología, en particular el cambio de refrigeradores, con un 39 por ciento; la entrega de bombillas fluorescentes compactas (bombillos ahorradores) con el 17,79; los ventiladores con un 9,09, y los aires acondicionados, un 2,84 por ciento.
A ellos se suman el positivo impacto de la reducción en un 20 por ciento del índice de consumo en las termoeléctricas, tras la instalación de grupos electrógenos diésel y fuel oil, así como el reordenamiento del transporte de carga y ferroviario, la reorganización de los servicentros y las supervisiones al control de los combustibles y lubricantes, acciones, entre otras, en las que ha de continuar trabajándose con intensidad.
Ante la crisis mundial de los combustibles fósiles, el arreciamiento del bloqueo a la Isla por parte de la actual administración norteamericana y el incontrolable alza de los precios del petróleo, la Revolución Energética le ha permitido a Cuba aumentar sus capacidades de generación y de disponibilidad de energía eléctrica, eliminar los apagones, usar racionalmente los recursos y ahorrar, reconocieron Tomás Benítez, viceministro primero de la Industria Básica, y el Director de la Unión Eléctrica.
De la situación actual y perspectivas de los diversos programas que impulsa la Revolución Energética, se conoció que especial atención se dedica a la rehabilitación de las redes eléctricas, en particular a la eliminación de las zonas de bajo voltaje en el país.
Existían —recordó Vicente La O— más de 16 000 zonas de bajo voltaje en todo el territorio nacional. Hoy contamos con 80 municipios y dos provincias —La Habana y Ciego de Ávila— que resolvieron esta problemática. La meta más inmediata es llegar a 132 municipios sin bajo voltaje el 26 de Julio y erradicar totalmente esta situación antes de que concluya el año. Pinar del Río, Las Tunas y Camagüey son las provincias con mayores posibilidades de acceder a la meta de cero bajo voltaje.
Poner punto final a este fenómeno se traduce en que el país no pierde energía eléctrica en el camino de los centros generadores a las casas o entidades enclavadas en dichas zonas, con una mejoría de la calidad del servicio que se brinda y, por consiguiente, un cambio en la calidad de vida de la población residente, comentó el Director de la Unión Eléctrica.
Cercanos a la eliminación de las zonas de bajo voltaje, tanto el MINBAS como la UNE trabajan también en la atención a los bateyes azucareros, igualmente conectados al Sistema Electroenergético Nacional. Después corresponderá a los asentamientos rurales, en cuya solución a los problemas con el servicio eléctrico se utilizarán todas las formas alternativas que resulten efectivas, entiéndanse hidroenergía, paneles solares, motores o grupos de montaña y la energía eólica, precisó el directivo.