Los que soñamos por la oreja
Dada la cantidad de discos pendientes que tengo para comentar en esta columna, hago hoy un compendio de un par de producciones, con miras a promover entre los lectores del espacio algo de lo que nuestra gente anda haciendo en materia de rock y metal.
Comienzo por el más reciente trabajo de la banda capitalina Tenaz, el CD Al pie del cañón. Cuando alguien ha dedicado toda una vida a tratar de realizar un sueño, semejante actitud es sencillamente admirable. Ello es lo que sucede con el baterista Aramís Hernández, quien lleva ya más de 30 años en su apuesta por defender el derecho que él y cualquier otro cubano tiene de hacer rock.
Con una alineación en la que figuran, además del mencionado Aramís en la batería, el reconocido escritor Yoss como vocalista, los guitarristas Irving Díaz y Lesther Gorrín, así como Gabriel Berrayarza al bajo, en su nueva grabación Tenaz sigue asumiendo como estilo interpretativo la línea del heavy rock, aunque por momentos incorporen algunos riffs guitarrísticos que mucho le deben al thrash metal.
El costado más débil del trabajo es el de la producción. Hay aquí recogidas muy buenas ideas en varios de los cortes, pero contra ellas conspira la calidad técnica de la grabación, que en sentido general no resulta la más apropiada en el caso de las guitarras. Lo anterior se siente, por ejemplo, en un tema como Mar de sangre, quizá el mejor corte del material, pero al que le falta garra sonora en el resultado tímbrico final.
En cuanto al desempeño de Yoss como vocalista, no soy de los que lo critican acremente y opino que, sin ser una voz de muchas posibilidades, cuando se mueve por los registros medios, su desempeño resulta aceptable. Otra cosa bien distinta sucede cuando intenta asumir líneas melódicas con notas altas o graves.
Aunque Al pie del cañón podría haber sido mucho mejor de haber contado con otro nivel de producción, es válido que en nuestra actual escena de rock y metal haya gente que apuesten aún por esta clase de sonoridades, que mucho le deben al heavy rock de la década de los 80 del pasado siglo.
Entre los cultores locales del metalcore se incluyen los villaclareños de Resistenzia (así con z). Su última producción lleva por título Guerra avisada, un material integrado por ocho cortes. En la actualidad, la banda está conformada por el bajista Delvis Díaz, Lianna Teruel a la guitarra, Marta M. Acuña como responsable de los teclados, el baterista Rasiel Morales, Maykel Llanes como guitarra líder y Amaury Trimiño en las funciones de vocalista.
La historia de esta agrupación se remonta a 2007, cuando se fundan en la región central del país. En el período transcurrido de entonces a acá, habían editado de forma independiente el demo Territorio libre, por lo que Guerra avisada —álbum que vio la luz en 2012— es su ópera prima. Aquí se registran ocho temas, pertenecientes todos a la autoría de los integrantes del ensemble.
El fonograma abre con Devaluada, un tema que se había conocido en una anterior versión incluida en el Sampler 4, editado por el portal Cuba_Metal. En el actual arreglo, los teclados asumen un rol protagónico en la orquestación. Otras piezas que figuran en la grabación son No hay horizontes; Simple proletario, de seguro una de las más llamativas en virtud de sus cambios de ritmo y el breve pero logrado solo guitarrístico a cargo de Maykel Llanes; Parte de la sociedad; Paraíso sin derecho, de brillante ejecución por parte de los teclados; Más vivo que nunca, poseedora de cierto aire retro; Reflejados, típica muestra del metalcore, y finalmente Sin causa, dentro de los parámetros abordados de manera predominante por la banda a lo largo del CD.
Grabado en el Timba Records por el ingeniero de sonido Elvis Jiménez y con diseño de portada llevado a cabo por Delvis Díaz, también bajista de la agrupación, en mi criterio este es un disco al que le faltó un poco más de variedad en su propuesta sonora, cosa que quizá hubiese podido solucionarse con otro ordenamiento dramatúrgico de los cortes. Pese a tal señalamiento, el álbum tiene el mérito indiscutible de acercarnos a lo que hoy sucede en materia de rock y metal en otras zonas del país, más allá de los estrechos límites habaneros, donde estos grupos de provincia suelen actuar con muy escasa frecuencia.